He oído decir en el sector de
automoción, que cuando una marca pierde la confianza tarda quince años en
recuperarla. En este estado se encuentra hoy el PSOE. No se cree en su marca como tal ni en sus dirigentes,
siendo asombrosa su caída en las encuestas y en los comentarios de la gente.
Así pues, hasta el 2026 no le correspondería gobernar. Rubalcaba estaría
olvidado. También por desafecto, al Partido Socialista francés le costó ese
tiempo (16 años) volver al poder, después de cambiar a varios líderes, lo mismo
que a ciencia cierta ocurriría aquí.
Pero si esta va a ser la hoja de
ruta. ¿Alguien entiende la batería-calendario de conferencias y actos internos
sin trascendencia vital que, se han decidido hasta casi el 2015, como el mejor
ataque ante tanta adversidad? Solo se pasa un paño para que dure el mueble,
cuando se necesita urgentemente otro resplandeciente y de buena madera, para
que recupere el color y la fiabilidad perdida. El partido tiene que trasmitir a
la sociedad mensajes firmes y creíbles a mayor ritmo del habitual, de forma continua, porque solo así
podrá acortar los años de fatiga sentenciados. Por tanto, se debería tener como
único objetivo orgánico, el bien de la marca y por ende de sus votantes.
Cambiando lo que haya que cambiar, en aras de un fin partidista, no
personalista, como parece que se impone.
Cada día que pasa me reafirmo en
la opinión, de que el 28 Congreso Federal del PSOE (Sevilla 3-5 de febrero de
2012) fue un fracaso para el partido. Lo ganó Alfredo Pérez Rubalcaba por 22
votos más que Carme Chacón, resultando un liderazgo poco ilusionante por la
falta de carisma del nuevo Secretario General. Es más un gestor que un líder,
como se ha podido comprobar a lo largo de este año. Su segundo e insalvable inconveniente,
se da por venir desde la vicepresidencia del gobierno socialista anterior,
siendo para muchos simpatizantes, corresponsable de los desengaños y
equivocaciones que se generaron. Hoy, el 81% de sus posibles votantes
desconfían de Rubalcaba.
Tal vez, el error partía ya de
las dos únicas candidaturas en liza. Tanto Alfredo como Carme por haber sido
ministra, padecían el síndrome José Luis Rodríguez Zapatero y posiblemente,
ninguna de estas dos personas debió optar a la máxima responsabilidad. Ella, desde el congreso ha estado
desaparecida. Él, cada vez con menos empuje, sobrevive a las circunstancias,
quien sabe si queriendo llegar a ser presidente del gobierno, para colmar sus
deseos; mientras el socialismo se desvanece, desciende por la pendiente.
A los militantes del partido los
tranquilizaría mucho, si este compañero renunciara a ser el próximo candidato a
las legislativas de 2015, como lo fue en los comicios del 20-N de 2011, porque
con el recuerdo de aquel estrepitoso fracaso electoral ya tienen bastante.
Debería quitar el tapón que impide que el cava y la alegría fluyan. O dejar
claro al menos, que con tiempo o sin él para hacerlas, jamás será candidato si
no lo avalan unas elecciones primarias realizadas para tal fin. En este sentido
es revelador, el que prácticamente
todos los afiliados y simpatizantes que vengo hablado, siguen sin ver de
nuevo a Rubalcaba encabezando la lista electoral, pensando asimismo que no se
presentará, debido a que es consciente de sus limitaciones. En esta apreciación
yo no coincido, porque sabemos de personas que no han sabido dejar los cargos a
tiempo. Aquí, hasta al histórico Rodolfo Llopis hubo que desplazarlo; aunque
Felipe, cuando defiende a Rubalcaba, no parece recordarlo.
¿Qué se puede hacer? Llevo tiempo
pensando que solo hay una salida. Dimisión en bloque de la Comisión Ejecutiva
Federal, con el nombramiento de una Comisión Gestora para que organice un nuevo
congreso y resurja una nueva dirección, con elecciones primarias abiertas
-anteriores, pensando en la bicefalia- para elegir a los candidatos
electorales. Algo parecido a lo que se hizo en mayo de 1979, cuando dimitió
Felipe González, por los postulados marxistas al evolucionar hacia la
socialdemocracia reformista, y que tan buenos resultados electorales dio. En la
actualidad, la situación del PSOE es mucho peor que entonces. Por lo que el
diagnostico ha de ser, operar sin pérdida de tiempo. Yo no sé si ahora la mejor
sustituta sería Chacón, debido también a sus secuelas zapateristas que aún siguen
perdurando. De todas formas, el proceso congresual clarificaría a los
candidatos, siendo ella una más sin ningún privilegio establecido de antemano.
Como argumento para dejar pasar
el tiempo alegremente, esperando el milagro de que el temporal escampe, se
habla de nuevo de primero el proyecto. ¿Pero cuantos programas necesitan? Ha
existido el de los dos candidatos anteriores: el de él, el de ella, las
resoluciones del último congreso y las anteriores, tienen a su alcance el
programa electoral triunfal del socialismo francés, el del resto de los
socialdemócratas europeos. En dos tardes con dos vinos en Casa Labra, Pablo
Iglesias haría otro, dado que es fácil saber lo que hay que hacer, cuando los
españoles están sufriendo tanto, por la política antisocial y salvaje del PP.
Se propone concebir un proyecto de “radicalismo reformista” -Rubalcaba-. Se
dice, que el “PSOE debe volver a diseñar un proyecto de mayoría y apostar por
las clases medias. Que se debe ir al centro” -González-. ¿Pero desde donde? ¿A
partir desde la derecha actual, o cree que se esta en la izquierda, lo que
sería un serio lapsus? ¿Pero que significan para un socialista las clases
medias, la clase trabajadora lo es?
Sobre la postura de si girar más
a la derecha o a la izquierda, la apuesta es muy sencilla. Como el propio
Iglesias venía a decir, la sociedad la componen: “Los que tienen y pueden” y
los que “no tienen ni pueden”. Así, los primeros siempre estarán unidos y
defendiéndose como clase, sin necesitar mayor atención. Es en los segundos,
donde el socialismo ha de volcar su rabia transformadora, teniendo el campo
abierto tanto para apoyar a la clase trabajadora, como a la clase media
trabajadora, que es el mayor abanico de votantes existente. Por eso, el PSOE
tiene que estar siempre con su gente, con los que no tienen ni pueden, o los
que tienen poco y pueden poco, para que tengan más y puedan tanto o más que los
otros. No caben más galimatías. Los problemas surgen cuando hay dirigentes que
les molestan los trabajadores. Hasta se piensa que se debe prescindir de ellos,
acercándose a los salones de la señora marquesa, limpiando los zapatos al señor
banquero. Cuando hay más criados que marqueses y más bancarios que
banqueros.
El trabajo se planifica pronto,
reuniendo uno a uno a todos los colectivos en todo el país, para preguntarles
que necesitan y ofrecerse con la mejor voluntad a conseguirlo. El partido
tendría que estar diciendo todos los días, a viva voz, que cuando vuelva al
gobierno, anulará los recortes antisociales del PP, y reimplantará los derechos
perdidos. Eso sí, empezando por pedir perdón a los trabajadores por la reforma
laboral que el ejecutivo de Zapatero hizo, marcando el camino a la calamitosa
reforma-estafa posterior de Rajoy; a los jubilados por la congelación de las pensiones
en 2011; a los funcionarios por reducirles los salarios sin consideración.
Excusándose ante el pueblo español, por sus errores durante la crisis: por
negarla, ocultar la pésima situación de la mayoría de las entidades
financieras, al no destapar el elevado endeudamiento del sector privado, por la
reforma de la Constitución para la “estabilidad presupuestaria”... con
prioridad absoluta del pago de la deuda y los intereses.
El camino es duro, pero no hay
otro recorrido. El PSOE está herido y urge sanarlo. Aquí hay algunas ideas y propuestas para que la
dirección lleve adelante la operación de cura,
si de verdad sienten en su ser el sufrimiento del partido, como nos ocurre
a la mayoría de los militantes y votantes de base. ¡Salud! Y esperanza socialista
siempre.
21.12.2012
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista