Todo es una mentira. Se habla, se promete, se pone tiempo
de por medio para alcanzar la felicidad económica y el paraíso del trabajo,
pero todo es falso. Del segundo semestre de este año, se pasa al siguiente para
lograr el crecimiento y la creación de empleo. Y una vez allí, con más parados,
necesidades y desesperación; este Gobierno arcaico dirá, que un año o dos más
de sufrimiento, porque la inyección salvadora de la derecha tarda en llegar, por
culpa de todos menos de ellos. He oído decir: “Tendremos que cambiar de
partido, porque votando al PP nos hemos equivocado”. “Eso tú, yo no, nunca les
he votado”, le contestaron. El ciudadano se había bajado del tranvía
socialdemócrata y montado en un burro torpe, que anda para atrás.
En el primer trimestre del año se han perdido 330.000
puestos de trabajo, cifra que refleja que se podrían superar en 2013, los 850.000 del año pasado. La OCDE acaba de anticipar que la tasa de paro
española escalará desde el 27,2% (6,2 millones) al 28% este año. ¿Y en el 14,
otros tantos parados más, mientras esperamos complacientes estas catastróficas
cifras, que sin duda serán peores aún? En sindicalismo se dice: “El que no
defiende su puesto de trabajo, no merece tenerlo”. ¿Vamos a seguir sentados un
año más, sin enseñar los dientes de verdad a las patronales, el Gobierno y a
sus maestros el capital? ¿Qué más tiene que ocurrir para que se despierten de
una vez el movimiento obrero y los sindicatos, cuando el empleo es su principal
desvelo? Nunca se ha visto una decadencia sindical y política semejante.
Preocupándome sobremanera, el que la totalidad de la izquierda -sí toda ella-
esta amorfa, adormecida, como si no existiera o no supiera que hacer. Entre sus
jóvenes posibles valores, solo veo demasiada animadversión hacia el PSOE y a
nadie en IU que pueda llegar a ser capaz de pegar un puñetazo encima de la
mesa, ante las injusticias que el pueblo sufre. Con la debilidad de esta
izquierda, hubiera sido imposible conquistar la libertad y la democracia en los
setenta del siglo pasado. Siendo lo peor, el que mientras seguimos así, esas
rosas las estamos perdiendo.
Ahora nos llegan también los deberes de Bruselas, con dos
décimas y dos años más de flexibilidad en el déficit: 6,5% del PIB en 2013 y
hasta 2,8% en el 2016. Todo ello a cambio de una nueva oleada de recortes en
pensiones, con subida de impuestos y mayor precarización laboral. Y yo me
pregunto: ¿Hasta cuando vamos a aguantar? ¿No tienen bastante todavía? Recortan
y recortan y quieren más. Los políticos alemanes que mandan no son amigos
nuestros, son enemigos del sur. Ellos solo obedecen a sus banqueros, a esos
especuladores que ganaron mucho con el ladrillo español y cuyo único afán es
cobrar la deuda de los bancos españoles -de ellos o del Estado-, por el capital
prestado. Sin aplicar posibles quitas que son necesarias y sin perder nada a
pesar del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que tanto afectó a entidades
españolas. Pero a ellos no. En su caso el riesgo inversor no existe. Ganaron,
ganan y ganarán todo lo previsto, aunque España se hunda y su gente se tire al
mar. Esta es la política real del Gobierno alemán, aunque es tan grande el
poder financiero tanto aquí como allí, que llego a pensar que ni la propia
Angela Merkel manda de verdad.
La economía especulativa se ha apoderado definitivamente
de la economía productiva y de la economía política, dejando un pequeño espacio
para que se puedan hacer juegos políticos dentro de la inmensa trama financiera
que domina todo e impone sus intereses. Así, la CDU alemana juega con los
alemanes haciéndoles creer que la Canciller defiende sus intereses,
resguardándolos de los tarambanas y vagos españoles, cuando eso es mentira y
una ofensa intolerable que no se ha de permitir por más tiempo. El alemán que
cree en tal manipulación es un ignorante. El PP juega con políticas que dice
que no haría, si bien disfruta ideológicamente cortando con sus grandes tijeras
el Estado del bienestar. El PSOE juega queriendo pactar con el Ejecutivo para
ir ganando tiempo y mantenerse, hasta que las próximas elecciones lo conviertan
en un partido marginal. IU juega aparentando que es de izquierdas, cuando yo no
veo que haga algo sustancioso que se pueda calificar como tal. Todos juegan aparentando
que hacen la política que les corresponde, cuando en realidad no se dan cuenta
o no quieren reconocer que hace mucho que los sectores financieros y las
multinacionales del dinero les han quitado el poder y, por ende, a todas las
personas y a los países que representan.
Por ejemplo, el gran capital ha permitido que el euro se
alemanizara, haciéndolo inviable y odioso para los países del Sur. ¿Hasta
cuando vamos a seguir en él? Este euro no nos interesa y por tanto ¡fuera del
mismo! Los pobres no tienen nada que perder. Con la peseta, se devaluaría, pero
a la par el empleo crecería mucho. Tal como está todo, es la única manera de
que se cree empleo a toda velocidad. Se puede seguir en la Unión Europea y
tener como los ingleses la libra. Se habla de establecer un nuevo euro
acompañado de las monedas anteriores propias. Un euro peseta, un euro marco, un
euro franco. En definitiva, una moneda que mantenga lazos de unión y a su vez
que pueda ser devaluada por los países individualmente. En mi opinión, sería
una buena solución. Todo, menos seguir
aguantando la corrosión de este euro que para España ha resultado
infernal. ¿Por qué el europeísta Felipe González no dice a la nación, que han
transformado el euro en otra cosa y que hay que salir rápidamente de él? ¡Viva
la peseta! La quiero volver a ver. Y que del euro germánico no se hable más.
Nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán. Mejor empleo con pesetas en España,
que de precario en Alemania con su euro revalorizado. El que lo quiera que se
quede en él. Yo, no.
Nuestro país debe potenciar sus puntos fuertes, eliminando
las trabas que puedan impedir su desarrollo, como ocurre con este euro. Así
diré, que España tiene que poner más atención y sinergias en África sin dejar
nunca de ser un gran país europeo, porque ésa es una de las ventajas que nos
proporciona la ubicación geográfica y nuestra condición de país desarrollado y
amigo de todo el mundo. Desde hace mucho, el sector de automoción español,
piensa en el desarrollo de ese continente y sus posibles ventas de futuro. El
socialdemócrata alemán, Martín Schulz, ha declarado esta semana: “Los Estados
mediterráneos deberían hacer un Acuerdo de Libre Comercio con los países del
norte de África para volver a crecer y crear empleo de verdad”. Al Gobierno no
se le oye hablar de esto. Su objetivo patriótico, es cerrar las puertas del
país y de los hospitales, a los inmigrantes vecinos de esa como de otras áreas
subdesarrolladas. Pagaremos caro tanta inhumanidad y su nula visión de futuro.
Si no se cambia la política económica, para que no sea
“una cruzada moral e ideológica” como la denomina José Carlos Díez, estaremos
en crisis veinte años más como ha ocurrido en Japón. Si no se crea riqueza, no
hay dinero que fluya, ni ideas que se materialicen. De esto debemos ser
conscientes todos los españoles, sin que se haga política de confusión
interesada, porque sólo servirá para perjudicar a los demás. Que nadie viva en
la ignorancia. La principal portavoz de mi banquero, Angela Merkel, ha dicho
hoy: “Si quieren que los jóvenes tengan trabajo, ha de ser con menos derechos y
menos salarios, o nada”. Mientras en las fábricas de Volkswagen en Alemania,
han pactado en el convenio un incremento salarial del 5,6% para este año. Lo
que la señora no puede frenar allí, lo consigue aquí. Debido a nuestra
paralización: ¿Esta mujer que pensará de cómo somos los
españoles?¿Conformistas? ¿Desclasados? ¿Cobardes?
Hoy también, el Banco de España reclama una vuelta de
tuerca a la reforma laboral con contratos fuera de convenio o la supresión del
salario mínimo para parte de los trabajadores. Ante lo cual, Toni Ferrer de
UGT, ha dado en la diana al afirmar: “Lo que se esta planteando es
prácticamente sacarnos del modelo social europeo y avanzar hacia un modelo
semiesclavista en el que los trabajadores no tengan derechos ni salarios
dignos”. Se están forjando los cimientos para una nueva huelga general.
Todos tenemos que pelear por defender nuestros derechos y
por este país, agraciado por el Sol, la alegría, la profesionalidad y el buen fondo
de la gente. Hay que reflotar España, irguiendo su orgullo y su valor. La
nación de ahora produce dolor..., hace llorar. Yo no la aguanto más. Hay que
limpiarla. ¡Lucharé!
31.05.2013 Fernando Bolea Rubio
Sindicalista