Después del golpe palaciego en el comité federal del
PSOE de 1 de octubre -hecho por Susana
Díaz y los barones excríticos-, con la grave consecuencia de que hicieron
dimitir (por 132 a 107 votos) al secretario general, Pedro Sánchez, elegido por
los afiliados en elecciones primarias. Y cuando sólo por otras primarias tenía
que haber sido quitado, la comisión gestora no lo hizo; causando por ello, un
destrozo antidemocrático interno.
Que tuvo continuidad, en el comité federal del 23 de
octubre, donde en contra de lo que en las campañas electorales y en los últimos
diez meses el partido había prometido, de votar “no”la investidura de Mariano Rajoy,
con su celebre frase: “No es “No” y "que parte del “No” no ha entendido”,
con la que comprometió su pureza socialista. Pues bien, así todo, la misma
baronesa y los barones citados, por 139 votos a favor y 96 en contra (60%-40%),
consiguieron asimismo la triste hazaña de cambiar el “no” -firmemente
comprometido-, por una abstención de los diputados socialistas, para que el
Partido Popular pueda gobernar. Sin ser un freno el vergonzoso nivel de
corrupción de ese partido, ni los graves recortes del Estado del bienestar que
impusieron mientras gobernaron. Así, pido perdón por las veces que he dicho que
la “gran coalición” PP-PSOE no se haría;
si bien, con Pedro no.
Los días 1 y el 23 de octubre, más los que les
siguen, están siendo muy tristes para la inmensa mayoría de los socialistas de
buena fe y de las personas de izquierdas españolas, porque les ha hecho
despertar del sueño de que con, Pedro Sánchez, el PSOE aún tenía solución. Con
un giro a la izquierda para ser un partido de centroizquierda, sin el
neoliberalismo y las garras del poder económico que lo puedan maniatar. Pero
hay demasiadas ambiciones políticas que el imperio de los barones maneja, con
infinidad de grandes salarios y prebendas por cargos políticos que sólo suelen
pensar en sí mismos.
Todo, junto al poderío que acumulan muchos sujetos
colocados por el sistema de puertas giratorias, en grandes corporaciones,
obedeciendo las órdenes de colosales capitales y fortunas. Lo que afecta tanto
a los que ya están involucrados, como a los que aspiran a estarlo y mientras
tanto hacen méritos para subir esa cima. Nunca pensé que pudiera haber tantos
aprovechados y aprovechadas en la izquierda y en el socialismo. Y cómo saltan,
cuando el deber al que sirven los llama. Pobre Felipe González, que pena da.
Con dolor de corazón reconozco, que de momento no se ha podido hacer más, aunque
la semilla sembrada brotará.
Sin embargo, no es el momento de dejar todo e irse.
No, ni mucho menos. Son días de desplegar las banderas socialistas del
sindicato y del partido y de luchar. Para apartar del Partido Socialista los
males que lo corroen, a los individuos podridos por el afán de acumular dinero
y poder. No es momento de irse sino de volver, tal como Pepe Borrell dice. Se
necesita tener fuerza, poder militante, honestidad y valores, grandeza
personal, pensar más en el interés de los representados que en los propios.
Preparando la calle, para hacer frente a las políticas decadentes del PP y del
propio PSOE si lo merece, como ya hemos hecho si los casos lo requerían.
Aquí hay muchas cosas que mejorar y no se puede
estar quietos y callados: Las pensiones, sabiendo que con ellas, al seguir la
derecha, el futuro de muchos ciudadanos y de la juventud es claramente,
¡hambre! El sistema laboral, con derechos y salarios para dejar de ser “pobres
con empleo”. Quiero que el PSOE defienda a los trabajadores: manuales,
profesionales de oficio, técnicos, de todos los niveles y categorías, dado que
el día que la socialdemocracia deje de hacerlo, desaparecerá. Que se paguen los
impuestos, atacando seria y eficazmente las bolsas de fraude. Que los jóvenes vuelvan a confiar en el partido,
porque la política ideológica que se hace es ilusionante para ellos y ellas. Y
mil cuestiones más.
Sobre todo, evitando las feas maniobras de las que
Pedro Sánchez ha sido objeto para apartarlo de su carrera política. Cuando
aseguró que si llegaba a la presidencia del Gobierno derogaría las reformas
laborales, se echó encima al mundo financiero, a las patronales, con las
empresas del Ibex-35 y los banqueros al frente; sin que los trabajadores y las
clases media y baja, le dieran el apoyo electoral suficiente para protegerlo y
que pudiera lograr ese difícil objetivo. A la vez que ingrata y presuntamente,
Susana Díaz y otros que ya no son socialistas se hacían querer por los poderes
fácticos. ¿Mariano Rajoy al estar tan parado, estaba avisado de los planes de
esta señora? Me temo que, al menos de algo, sí. Al decir que iba a terminar con
“las puertas giratorias” que al socialismo tanto mal les han hecho, Felipe
González se le enfrentó en duelo a muerte.
Con la modificación del articulo 135 que Pedro
anunció, José Luis Rodríguez Zapatero, se volvió contra él; por querer corregir
la alteración que junto al PP el PSOE hizo, modificando de la noche a la mañana
la Constitución, para que del dinero público los acreedores tuvieran preferencia
de cobro, por encima de las necesidades sociales que el país pudiera tener. Ved
mi articulo: “Crecimiento o desastre”. Cuando Sánchez demostró que estaba
dispuesto a gobernar; por interés
personal de ella, le cayeron encima la llamada peronista rociera y sus
barones.
El panorama político actual es el siguiente, mañana
Mariano Rajoy será de nuevo presidente del Gobierno para cuatro años más y, si
quiere, durante las tres legislaturas siguientes. Está demostrado que, cuando
se pierde la confianza, se tarda 15 años en recuperarla. Como consecuencia del
Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2011, se inició un
primer periodo de desconfianza hacia el PSOE que debía durar hasta el 2026.
Aunque en mi opinión, con Pedro Sánchez al frente se iban reduciendo esos años
con bastante rapidez. Pero de Andalucía llegó el destructivo caballo de Atila,
el golpe de los susanistas, felipistas, zapateristas, rubalcabistas de 1 de
octubre y, con esta segunda desconfianza, se puso de nuevo el reloj a cero
concluyendo en el año 2031. De momento, en las encuestas el partido ronda el
14% (22,66 el 26-J) por lo que perdería 7 o 8 puntos. O sea, toda una proeza de
la que Susana Díaz como principal culpable, lleva cargada a su espalda.
Ahora se dice que Borrell y Sánchez proyectan juntos
el futuro, para a Díaz pararle los pies. En el Plural, Enric Sopena escribe:
“Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”. Me alegro de esta noticia
siempre que sea para sumar y no para dividir. Yo no quiero que España se
convierta en un cortijo andaluz, ni que las siglas PSOE signifiquen: Partido
Susanista Obrero Español.
Pedro Sánchez ha comunicado en Twitter: “Pronto
llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE
autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza”. La necesitamos... para
recuperar y hacer realidad el sueño perdido.
28.10.2016
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista