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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

viernes, 28 de octubre de 2016

Días tristes y de lucha



Después del golpe palaciego en el comité federal del PSOE  de 1 de octubre -hecho por Susana Díaz y los barones excríticos-, con la grave consecuencia de que hicieron dimitir (por 132 a 107 votos) al secretario general, Pedro Sánchez, elegido por los afiliados en elecciones primarias. Y cuando sólo por otras primarias tenía que haber sido quitado, la comisión gestora no lo hizo; causando por ello, un destrozo antidemocrático interno.      

Que tuvo continuidad, en el comité federal del 23 de octubre, donde en contra de lo que en las campañas electorales y en los últimos diez meses el partido había prometido, de votar “no”la investidura de Mariano Rajoy, con su celebre frase: “No es “No” y "que parte del “No” no ha entendido”, con la que comprometió su pureza socialista. Pues bien, así todo, la misma baronesa y los barones citados, por 139 votos a favor y 96 en contra (60%-40%), consiguieron asimismo la triste hazaña de cambiar el “no” -firmemente comprometido-, por una abstención de los diputados socialistas, para que el Partido Popular pueda gobernar. Sin ser un freno el vergonzoso nivel de corrupción de ese partido, ni los graves recortes del Estado del bienestar que impusieron mientras gobernaron. Así, pido perdón por las veces que he dicho que la “gran coalición” PP-PSOE  no se haría; si bien, con Pedro no.

Los días 1 y el 23 de octubre, más los que les siguen, están siendo muy tristes para la inmensa mayoría de los socialistas de buena fe y de las personas de izquierdas españolas, porque les ha hecho despertar del sueño de que con, Pedro Sánchez, el PSOE aún tenía solución. Con un giro a la izquierda para ser un partido de centroizquierda, sin el neoliberalismo y las garras del poder económico que lo puedan maniatar. Pero hay demasiadas ambiciones políticas que el imperio de los barones maneja, con infinidad de grandes salarios y prebendas por cargos políticos que sólo suelen pensar en sí mismos.

Todo, junto al poderío que acumulan muchos sujetos colocados por el sistema de puertas giratorias, en grandes corporaciones, obedeciendo las órdenes de colosales capitales y fortunas. Lo que afecta tanto a los que ya están involucrados, como a los que aspiran a estarlo y mientras tanto hacen méritos para subir esa cima. Nunca pensé que pudiera haber tantos aprovechados y aprovechadas en la izquierda y en el socialismo. Y cómo saltan, cuando el deber al que sirven los llama. Pobre Felipe González, que pena da. Con dolor de corazón reconozco, que de momento no se ha podido hacer más, aunque la semilla sembrada brotará.

Sin embargo, no es el momento de dejar todo e irse. No, ni mucho menos. Son días de desplegar las banderas socialistas del sindicato y del partido y de luchar. Para apartar del Partido Socialista los males que lo corroen, a los individuos podridos por el afán de acumular dinero y poder. No es momento de irse sino de volver, tal como Pepe Borrell dice. Se necesita tener fuerza, poder militante, honestidad y valores, grandeza personal, pensar más en el interés de los representados que en los propios. Preparando la calle, para hacer frente a las políticas decadentes del PP y del propio PSOE si lo merece, como ya hemos hecho si los casos lo requerían.  

Aquí hay muchas cosas que mejorar y no se puede estar quietos y callados: Las pensiones, sabiendo que con ellas, al seguir la derecha, el futuro de muchos ciudadanos y de la juventud es claramente, ¡hambre! El sistema laboral, con derechos y salarios para dejar de ser “pobres con empleo”. Quiero que el PSOE defienda a los trabajadores: manuales, profesionales de oficio, técnicos, de todos los niveles y categorías, dado que el día que la socialdemocracia deje de hacerlo, desaparecerá. Que se paguen los impuestos, atacando seria y eficazmente las bolsas de fraude. Que  los jóvenes vuelvan a confiar en el partido, porque la política ideológica que se hace es ilusionante para ellos y ellas. Y mil cuestiones más.

Sobre todo, evitando las feas maniobras de las que Pedro Sánchez ha sido objeto para apartarlo de su carrera política. Cuando aseguró que si llegaba a la presidencia del Gobierno derogaría las reformas laborales, se echó encima al mundo financiero, a las patronales, con las empresas del Ibex-35 y los banqueros al frente; sin que los trabajadores y las clases media y baja, le dieran el apoyo electoral suficiente para protegerlo y que pudiera lograr ese difícil objetivo. A la vez que ingrata y presuntamente, Susana Díaz y otros que ya no son socialistas se hacían querer por los poderes fácticos. ¿Mariano Rajoy al estar tan parado, estaba avisado de los planes de esta señora? Me temo que, al menos de algo, sí. Al decir que iba a terminar con “las puertas giratorias” que al socialismo tanto mal les han hecho, Felipe González se le enfrentó en duelo a muerte.

Con la modificación del articulo 135 que Pedro anunció, José Luis Rodríguez Zapatero, se volvió contra él; por querer corregir la alteración que junto al PP el PSOE hizo, modificando de la noche a la mañana la Constitución, para que del dinero público los acreedores tuvieran preferencia de cobro, por encima de las necesidades sociales que el país pudiera tener. Ved mi articulo: “Crecimiento o desastre”. Cuando Sánchez demostró que estaba dispuesto a gobernar;  por interés personal de ella, le cayeron encima la llamada peronista rociera y sus barones. 

El panorama político actual es el siguiente, mañana Mariano Rajoy será de nuevo presidente del Gobierno para cuatro años más y, si quiere, durante las tres legislaturas siguientes. Está demostrado que, cuando se pierde la confianza, se tarda 15 años en recuperarla. Como consecuencia del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2011, se inició un primer periodo de desconfianza hacia el PSOE que debía durar hasta el 2026. Aunque en mi opinión, con Pedro Sánchez al frente se iban reduciendo esos años con bastante rapidez. Pero de Andalucía llegó el destructivo caballo de Atila, el golpe de los susanistas, felipistas, zapateristas, rubalcabistas de 1 de octubre y, con esta segunda desconfianza, se puso de nuevo el reloj a cero concluyendo en el año 2031. De momento, en las encuestas el partido ronda el 14% (22,66 el 26-J) por lo que perdería 7 o 8 puntos. O sea, toda una proeza de la que Susana Díaz como principal culpable, lleva cargada a su espalda.

Ahora se dice que Borrell y Sánchez proyectan juntos el futuro, para a Díaz pararle los pies. En el Plural, Enric Sopena escribe: “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”. Me alegro de esta noticia siempre que sea para sumar y no para dividir. Yo no quiero que España se convierta en un cortijo andaluz, ni que las siglas PSOE signifiquen: Partido Susanista Obrero Español.

Pedro Sánchez ha comunicado en Twitter: “Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza”. La necesitamos... para recuperar y hacer realidad el sueño perdido.


28.10.2016                                                                    Fernando Bolea Rubio
                                                                                                         Sindicalista

viernes, 14 de octubre de 2016

El AVE de Susana Díaz


El comité federal de 1 de octubre de 2016, será tristemente recordado en la historia del Partido Socialista. En él, tuvo que dimitir el secretario general, Pedro Sánchez, que había sido elegido por primera vez por los afiliados en elecciones primarias, hace veintiséis meses. Sin embargo, este procedimiento que era muy reclamado, siendo fundamental para la democracia interna y que con tanta ilusión se recibió; ahora no se tendrá en cuenta, cometiéndose un gran error, que el partido orgánica y electoralmente pagará caro.

Los hechos son estos. Los llamados barones (o secretarios generales de comunidad) críticos, capitaneados por la andaluza, Susana Díaz, a la que no le gustan las primarias; sin ninguna consideración a los procedimientos, actuaron como kamikaces en su lucha por recuperar el poder perdido con las primarias. En ese comité, según el periodista, Juan Carlos Escuer (cuarto poder), la señora andaluza trato así a Francina Armengol -presidenta del Gobierno de las Islas Baleares, defensora de Sánchez y que trataba de mediar con ella-: “Oye Francina, veo que no te has enterado. Yo a éste (por Sánchez) lo quiero muerto hoy”. Y otras palabras de Díaz a Sánchez, comentadas en Cuatro-TV por Ernesto Ekaizer: “No me iré de aquí sin tu cabeza”.

El comité federal duró todo el día y parte de la noche siguiente. A la puerta de la calle Ferraz, se agruparon cientos de afiliados que a gritos increpaban a los barones críticos que entraban y salían, siendo todo televisado en directo para vergüenza de Susana Díaz y sus amigos, que habían planeado ese burdo asalto al poder.

Al principio, en el 2014, cuando Pedro se postuló a las primarias, la presidenta de Andalucía lo defendió para que fuera el secretario general. Pero cuando se dio cuenta de que no iba a ser un “hombre de paja” a su servicio; le declaró una feroz guerra encubierta, con líneas rojas para que no pudiera hacer pactos con otros partidos y llegar a gobernar, quitándole la presidencia del Gobierno que como demuestra ella quiere para sí.

Todo empezó en el Congreso Extraordinario de los días 26 y 27 de julio de 2014, que ratificó el resultado de las primarias y confirmó la elección de Sánchez como líder del partido. En él, dando la nota para demostrar quien mandaba allí, Susana se paseo por los pasillos con su grupo numeroso de acompañantes habitual, y más cámaras de TV de las que seguían al candidato; lo que según testigos presénciales, fue un espectáculo fantasioso y deplorable. Imponiéndole después, una comisión ejecutiva con casi mayoría a favor de ella -que Sánchez no tuvo más remedio que aceptar, al ser nuevo y carecer de fuerza interna-, dispuesta para que en el futuro y a sus ordenes dimitieran, sabiendo que podía crear un cisma en el partido, tal como en el golpe de 1 de octubre acaba de ocurrir, ya que como a la salida José Antonio Pérez Tapias dijo: “El partido esta roto”.

Días antes del comité, de esa ejecutiva dimitieron de vez 17 miembros para forzar a que Pedro hiciera lo mismo. Lo cual por ese motivo no hizo, pero sí posteriormente al perder una votación en el comité federal, porque los susanistas a gritos de ¡fraude! ¡pucherazo! ¡tongo! -cuando allí no había nada de eso- impusieron que no se votara en urna, para que a la sultana no se le escapara ningún voto. Demencial, de verdad. Todas las decisiones importantes se han de tomar siempre en urnas y mediante voto secreto; si no se hace así es, por haber intereses de manipulación.

Ahora bien, Pedro ya no tiene esa falta de fuerza interna, porque durante su mandato se ha ganado la confianza de una amplia mayoría de los afiliados, militantes, votantes. Mientras que a los barones y baronesas críticos desde la base se les enfrentan en sus agrupaciones, por la catástrofe política hecha. En este momento, en contra de Susana Díaz y sus barones afines, ya se han recogido más de 60.000 firmas -de entre ellas la mía- de afiliados de toda España y muchas en Andalucía, al objeto de anular la comisión gestora que han creado, exigiendo a la vez, la convocatoria de un congreso con sus correspondientes primarias previas.

Para mí, lo más patético es que Díaz sabe, que a Sánchez no le podría ganar unas primarias. Por eso quiere anularlas, cambiándolas por la elección del secretario general y del candidato a la presidencia del Gobierno, en un congreso por aclamación, a puro aplauso. Ya se habla de si Susana coge o no el tren en Sevilla para venir a Madrid. Sí bien, ella quiere tener asegurado el viaje con los votos necesarios, para salir en un AVE a todo bombo, con banderas españolas en el lado derecho de la máquina, con una pancarta central que diga: “Todo por España”. Y que en Madrid la esperen con una carroza de caballos para llevarla al congreso del PSOE, echando pétalos de rosas socialistas por la ventana, donde sería recibida con estruendosos gritos de ¡Susana, eres la mejor! ¡Presidenta! ¡Presidenta! ¡Presidenta!

Mas no se da cuenta que con lo ocurrido, el partido se ha hundido electoralmente y ella también. El verdadero vencedor moral del comité federal fue Pedro Sánchez. Dado que aún recibiendo multitud de presiones políticas, periodísticas, de todo tipo; él afirmó que No era No, que el PSOE no se abstendría, para que la derecha de Mariano Rajoy pudiera gobernar con los votos socialistas. Y, ante los militantes y los españoles, ha cumplido su palabra. Susana y sus enemigos querían que Pedro se tuviera que humillar, pidiendo él personalmente la abstención de los diputados socialistas y no lo han conseguido, al mantenerse firme como una roca en su no, lo que le da mucho valor y categoría. Sánchez no se ha doblegado y así, en firmeza política e ideológica ha ganado a todos.

Sobre todo cuando es la gestora de los barones, la que sin respetar ningún principio socialista se está pronunciando por la abstención, sin prudencia ni miramiento. En estos empeños, Pedro Sánchez le ha ganado claramente la batalla a Susana Díaz. Como el socialista, Odón Elorza, ha dicho: “Pierde el PSOE y gana Sánchez”

Por el comité federal tan bochornoso, torpe y malintencionado a Susana le recomendaría que no cruce Despeñaperros, porque con lo que ha hecho los españoles no la quieren. Por lo menos yo, que ya anuncio que no le votaré jamás. Como Joan Tapia ha escrito: “Es imposible que un partido dividido a navajeo merezca la confianza de nadie”.

En la comisión gestora no saben que hacer, porque todo lo que hagan se verá y se castigará. En mi opinión, la mejor solución para el PSOE es que Pedro Sánchez vuelva. Sí no se hace... todos lo pagáremos.





                             14.10.2016                                                     Fernando Bolea Rubio  
                                                                                                          Sindicalista