Vuelve el honor perdido. Regresa el candidato de la
militancia, Pedro Sánchez, pronunciando estas bonitas palabras: "Será un
honor liderar el proyecto colectivo de los militantes y simpatizantes, más críticos
con la actual dirección provisional". Fue el día 28 de enero (28-E), en un
acto en Dos Hermanas (Sevilla) con 2000 simpatizantes. Dijo tener más
experiencia y ganas que nunca. Recordando que, “llegó la hora de que digamos
alto y claro que la militancia es la máxima autoridad”. Su modelo de partido
es, “independiente, federal y laico”. Habrá dos opciones para la militancia:
“Un PSOE de las bases coherente y creíble”, y “un PSOE de las élites dispuesto
a pactar con el PP”.
Para Sánchez, el adversario natural de los socialistas
son las políticas neoliberales de la derecha y se comprometió a devolver el
partido “a la senda que nunca debíamos abandonar, un PSOE autónomo, creíble, de
izquierdas, porque somos la alternativa, no los subalternos”.
En el encuentro del día 1 de febrero de Pedro, con
los afiliados de Castellón, donde nuevamente se sobrepasaron ampliamente las
perspectivas de asistencia; Sánchez dijo que quiere un PSOE de izquierdas,
feminista, ecologista, juvenil y unido”. Toda una declaración que, hace muy
difícil de poderla superar, a los demás candidatos que pueda haber.
Sin embargo, en relación con su giro a la izquierda
y el frente a las políticas neoliberales de la derecha, ¿qué es lo que en
realidad se esta cocinando en el PSOE de las élites? En mi opinión, todo lo
contrario a lo pretendido por Sánchez. Según se puede apreciar, se esta
forjando un embrión hacia la derecha que, de lograr imponerse, supondrían la
caída definitiva y a peso del partido.
Ahora, parece que se ha desatado la fiebre, de
parecerse al Partido Demócrata de EEUU, al que se llega a calificar como
socialdemócrata, cuando en la izquierda generalmente pensamos que allí hay dos partidos de derechas con un solo
modelo ideológico: el liberal y el neoliberal. Uno más conservador que el otro,
pero ambos al servicio del capital. El socialismo democratico, la
socialdemocracia, es otra cosa como en función de los sistemas de Estado del
bienestar implantados se pueden valorar.
En el libro, La crisis de la socialdemocracia ¿qué
crisis? De, Ignacio Urquizu, se puede leer: “Algunos proyectos políticos de los
noventa, como fueron la Tercera Vía de Tony Blair y Bill Clinton, ocuparon
incluso posiciones ideológicas más propias de partidos conservadores. En el
tipo de Estado del bienestar anglosajón o liberal, en países como Estados
Unidos, las clases medias no reciben ayudas públicas y obtienen la educación,
la sanidad o las pensiones en el mercado privado”. ¿Esto es socialdemocracia?
Yo no la quiero.
Así, no me extraña el que la filosofa estadounidense,
Nancy Fraser, diga en su artículo “El final del neoliberalismo progresista”:
“En lo que a mi respecta, no derramé ninguna lágrima por la derrota del
neoliberalismo progresista (de Hillary Clinton). Es verdad, hay mucho que temer
en una administración Trump racista, antiemigrante y antiecológica. En esta
situación, no solo hay peligros, también oportunidades: La posibilidad de
construir una Nueva Izquierda”. Que en España, Europa y el mundo ocurra lo
mismo.
Por su parte, José Carlos Díez -elegido por la
Gestora para que dirija el programa económico que el Partido Socialista
presentará en el 39º Congreso-, en su libro: "La economía no da la
felicidad pero ayuda a conseguirla”, escribe: “Yo me identifico con los valores
del Partido Demócrata estadounidense, con figuras como John F. Kennedy o Barack
Obama, así como con sus equipos económicos. Me considero un liberal, aunque en
el sentido anglosajón”. Ya sé que ese
modelo no representa el ala más conservadora del liberalismo. No obstante, los
liberales de las terceras vías disfrazados de izquierdas, han hundido el
socialismo, cuando el liberalismo no es izquierda, ni nunca lo será. Señor Díez,
su liberalismo no me interesa, los socialistas somos otra cosa y nos merecemos
lo mejor.
La posible candidata, Susana Díaz, viene diciendo:
“El PSOE no es ni de izquierdas ni de derechas”. Y suele repetir, “ni de
izquierdas ni de derechas”. Lo que me hace preguntar, ¿esta señora es de
Izquierdas? Por su parte Pedro Sánchez asegura: “El PSOE es de izquierdas, para
gobiernos de izquierdas y hacer políticas de izquierdas”. La diferencia de uno
y otro planteamiento ideológico es abismal.
Muchas personas pensamos que si el PSOE continúa
inclinado al liberalismo de la derecha, más pronto que tarde desaparecerá o
llegará a ser insignificante, como le ha pasado al Pasok en Grecia. Y como le
acaba de ocurrir al Partido Socialista francés en las elecciones primarias, por
realizar desde el Gobierno la confusa política liberal progresista que no
satisface y le va a llevar a ser el tercero
en influencia política en el país galo. Hoy, si la socialdemocracia mundial se
quiere salvar, tiene que dar un vistoso y real giro a la izquierda, lo cual en
España solo lo puede hacer Pedro Sánchez.
En Francia, el socialista Bendit Hamon, después de
ganar las primarias al socioliberal Manuel Valls, ha afirmado: “La izquierda
levanta la cabeza”. En Alemania, él que será candidato socialdemócrata, Martín
Schulz, comenta: “El foco central de la política del SPD deben ser los
trabajadores, que han hecho posible que Alemania sea una gran potencia
económica. Esta gente se han ganado el respeto por lo que han hecho por nuestro
país”.
Sí en EEUU, el Partido Demócrata por dejar de
defender los intereses de los trabajadores y hacerlo por los valores de los
poderosos de Wall Street, gobierna Donald Trump; en España, el supuesto acercamiento del
susanismo a las empresas del Ibex-35 produciría el mismo efecto. En
consecuencia, la opción sanchista es la mejor para el Partido Socialista y la
que yo defiendo.
Pedro es el candidato de la base y el de la
salvación del Partido Socialista. Sí no se ve así, los oculistas hacen
milagros. En su visita del día 4 a Zaragoza, no podré asistir al acto. Vaya
desde aquí... mi más fuerte aplauso.
03.02.2017
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista