La política no es un juego de niños, ni de economistas teóricos sin más. Hay que entrar en el campo de juego, jugando por la banda izquierda y el centro, como sabe hacer el PSOE; resultando un juego de centroizquierda, que para la izquierda será el único ganador. Sin embargo, el acercamiento puntual al centro, para los socialistas no ha de suponer pisar la zona impropia del neoliberalismo; como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero hizo, con el apoyo del PP, al modificar el articulo 135 de la Constitución, sin tan siquiera un referéndum.
Aquello fue tanto, como que las cuentas públicas tuvieran que dar prioridad al pago de la deuda pública, obligando a las administraciones a cumplir con la estabilidad presupuestaria; dejando en segundo lugar, la necesidad de la financiación del Estado del bienestar: sanidad, educación, pensiones... Dejando renegada también, la posibilidad de hacer políticas expansivas keynesianas, de inversiones del Estado para superar la crisis; como los progresistas hacen y Barack Obama ha hecho en EEUU, dando un buen ejemplo al mundo. En mi artículo: “Crecimiento o desastre”, de agosto de 2011, decía: “Este hombre (Zapatero) no sabe lo que ha hecho. Los diputados socialistas tienen ahora en su mano, la responsabilidad orgánica y política de impedir en el Parlamento (votando no) que esta paranoia ideológica salga adelante, porque en España lo íbamos a pasar muy mal”. Casi todos votaron sí y así ha sido.
No obstante, los males sociales pueden tener remedio si existe voluntad política de enmendarlos. Como en el PSOE ocurre ahora, con la propuesta de su secretario general, Pedro Sánchez, de revocar la reforma del articulo 135 de la Constitución de 2011, para que en el mismo artículo, se vuelva a dar prioridad a los servicios públicos en lugar de al pago de la deuda. Garantizando así, la financiación de la sanidad, la educación y las pensiones; teniendo además, una visión de la estabilidad presupuestaria y del déficit distinta a la de la derecha. Abonando el pago de la deuda pública, porque es “básico para el sostén de nuestro bienestar”, agrega Sánchez. Añadiendo, “no renunciamos al principio de estabilidad presupuestaria, pero la prioridad es defender el Estado del bienestar”. Su reforma implicará incluir en la Constitución, “la suficiente financiación para garantizar las políticas sociales, la educación y la sanidad”.
En definitiva que, el objetivo socialista es “blindar las políticas de bienestar dentro de la Constitución y para ello, aunque se compromete con la estabilidad presupuestaria a la que obliga la UE, quiere compensarla con el blindaje del Estado del bienestar, dentro de la propia Constitución. La reforma que impulsó Zapatero, según Pedro Sánchez, ha servido para que “el PP tenga cobertura legal para recortar en sanidad, educación, pensiones”; a pesar de que la estabilidad presupuestaria total, no debe producirse hasta 2020. Como la periodista, Anabel Díez, dice: “Una votación se anula con otra”.
A raíz de esta propuesta de revocación del 135, algunos comentaristas quieren hacer creer que, todo se debe, a las duras críticas que el Partido Socialista recibe de algunos partidos, como IU y Podemos, por la modificación de ese artículo, en la era Zapatero. Pero no es así. No obedece a la presión de nadie. Porque el 22 de junio, la primera vez que yo oí hablar a Pedro en Zaragoza -en su primer acto de presentación a los afiliados como candidato a las primarias-, ya dijo entonces, que quería blindar el Estado del bienestar en la Constitución. Eso es ni más ni menos lo que intenta hacer, cumpliendo su palabra. Que esta buena iniciativa, le salga bien. La financiación de políticas keynesianas de impulso económico, se podrían hacer con la capacidad del endeudamiento del Estado, siempre que los rescates de la banca con dinero público sean evitados y esta devuelva las cantidades prestadas.
Ahora bien, ¿el PP va a querer hacer hoy la revocación del 135, para ese aseguramiento del bienestar que Sánchez le propone y toda la izquierda desea? Evidentemente, ¡no! Para poder hacer ese cambio se necesitan los votos de los populares, porque la Constitución ha de ser modificada por consenso y ser propia de todos. Si bien con ellos, esa modificación será muy difícil que se haga pronto, por la actual mayoría absoluta del PP y por los pocos meses que quedan de legislatura. Por consiguiente, en las próximas elecciones generales, las urnas tendrían que elegir una aplastante mayoría de diputados de izquierda, para restar fuerza a la derecha y verse forzada a pactar. Para modificar la Constitución (articulo 167), se necesita una mayoría de tres quintos (3/5) de cada una de las Cámaras.
Según la última encuesta de Metroscopia, para el diario El País de 7 de diciembre, el PSOE ganaría las elecciones con un 27,7%, Podemos 25,0%, PP 20,0%, IU 5,6%. Por el impulso de Pedro Sánchez, El PSOE va creciendo. Podemos pierde impulso. El PP parece tener un porcentaje de voto oculto. Con esta trayectoria, en las elecciones generales de noviembre de 2015, según mi opinión: el PSOE podría obtener por encima del 32%, el PP llegaría al 30%, Podemos bajaría al entorno del 20%, quedando IU por encima del 10%. En todo caso, el bipartidismo superaría el 60%.
De todas maneras, sea así o no, el Partido Socialista despunta claramente como el principal partido de centroizquierda español. Siendo el PSOE, la única izquierda posible. Fijemos nuestra atención en él, y en la renovación y el cambio de ideas y políticas que el secretario general, Pedro Sánchez, le hace. El expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho: Con la modificación del 135 “me voy a reír mucho”, cuando lo que tenía que hacer es llorar. El PSOE ha acertado con Pedro Sánchez.
Aquello fue tanto, como que las cuentas públicas tuvieran que dar prioridad al pago de la deuda pública, obligando a las administraciones a cumplir con la estabilidad presupuestaria; dejando en segundo lugar, la necesidad de la financiación del Estado del bienestar: sanidad, educación, pensiones... Dejando renegada también, la posibilidad de hacer políticas expansivas keynesianas, de inversiones del Estado para superar la crisis; como los progresistas hacen y Barack Obama ha hecho en EEUU, dando un buen ejemplo al mundo. En mi artículo: “Crecimiento o desastre”, de agosto de 2011, decía: “Este hombre (Zapatero) no sabe lo que ha hecho. Los diputados socialistas tienen ahora en su mano, la responsabilidad orgánica y política de impedir en el Parlamento (votando no) que esta paranoia ideológica salga adelante, porque en España lo íbamos a pasar muy mal”. Casi todos votaron sí y así ha sido.
No obstante, los males sociales pueden tener remedio si existe voluntad política de enmendarlos. Como en el PSOE ocurre ahora, con la propuesta de su secretario general, Pedro Sánchez, de revocar la reforma del articulo 135 de la Constitución de 2011, para que en el mismo artículo, se vuelva a dar prioridad a los servicios públicos en lugar de al pago de la deuda. Garantizando así, la financiación de la sanidad, la educación y las pensiones; teniendo además, una visión de la estabilidad presupuestaria y del déficit distinta a la de la derecha. Abonando el pago de la deuda pública, porque es “básico para el sostén de nuestro bienestar”, agrega Sánchez. Añadiendo, “no renunciamos al principio de estabilidad presupuestaria, pero la prioridad es defender el Estado del bienestar”. Su reforma implicará incluir en la Constitución, “la suficiente financiación para garantizar las políticas sociales, la educación y la sanidad”.
En definitiva que, el objetivo socialista es “blindar las políticas de bienestar dentro de la Constitución y para ello, aunque se compromete con la estabilidad presupuestaria a la que obliga la UE, quiere compensarla con el blindaje del Estado del bienestar, dentro de la propia Constitución. La reforma que impulsó Zapatero, según Pedro Sánchez, ha servido para que “el PP tenga cobertura legal para recortar en sanidad, educación, pensiones”; a pesar de que la estabilidad presupuestaria total, no debe producirse hasta 2020. Como la periodista, Anabel Díez, dice: “Una votación se anula con otra”.
A raíz de esta propuesta de revocación del 135, algunos comentaristas quieren hacer creer que, todo se debe, a las duras críticas que el Partido Socialista recibe de algunos partidos, como IU y Podemos, por la modificación de ese artículo, en la era Zapatero. Pero no es así. No obedece a la presión de nadie. Porque el 22 de junio, la primera vez que yo oí hablar a Pedro en Zaragoza -en su primer acto de presentación a los afiliados como candidato a las primarias-, ya dijo entonces, que quería blindar el Estado del bienestar en la Constitución. Eso es ni más ni menos lo que intenta hacer, cumpliendo su palabra. Que esta buena iniciativa, le salga bien. La financiación de políticas keynesianas de impulso económico, se podrían hacer con la capacidad del endeudamiento del Estado, siempre que los rescates de la banca con dinero público sean evitados y esta devuelva las cantidades prestadas.
Ahora bien, ¿el PP va a querer hacer hoy la revocación del 135, para ese aseguramiento del bienestar que Sánchez le propone y toda la izquierda desea? Evidentemente, ¡no! Para poder hacer ese cambio se necesitan los votos de los populares, porque la Constitución ha de ser modificada por consenso y ser propia de todos. Si bien con ellos, esa modificación será muy difícil que se haga pronto, por la actual mayoría absoluta del PP y por los pocos meses que quedan de legislatura. Por consiguiente, en las próximas elecciones generales, las urnas tendrían que elegir una aplastante mayoría de diputados de izquierda, para restar fuerza a la derecha y verse forzada a pactar. Para modificar la Constitución (articulo 167), se necesita una mayoría de tres quintos (3/5) de cada una de las Cámaras.
Según la última encuesta de Metroscopia, para el diario El País de 7 de diciembre, el PSOE ganaría las elecciones con un 27,7%, Podemos 25,0%, PP 20,0%, IU 5,6%. Por el impulso de Pedro Sánchez, El PSOE va creciendo. Podemos pierde impulso. El PP parece tener un porcentaje de voto oculto. Con esta trayectoria, en las elecciones generales de noviembre de 2015, según mi opinión: el PSOE podría obtener por encima del 32%, el PP llegaría al 30%, Podemos bajaría al entorno del 20%, quedando IU por encima del 10%. En todo caso, el bipartidismo superaría el 60%.
De todas maneras, sea así o no, el Partido Socialista despunta claramente como el principal partido de centroizquierda español. Siendo el PSOE, la única izquierda posible. Fijemos nuestra atención en él, y en la renovación y el cambio de ideas y políticas que el secretario general, Pedro Sánchez, le hace. El expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho: Con la modificación del 135 “me voy a reír mucho”, cuando lo que tenía que hacer es llorar. El PSOE ha acertado con Pedro Sánchez.
12.12.2014 Fernando Bolea Rubio