Las elecciones municipales y autonómicas de 22-M, han sido para el PSOE un fracaso electoral mayor de lo esperado, porque ni la tendencia política ni los factores locales, han amortiguado la caída. El vendaval de la marca Zapatero se ha llevado por delante buenas gestiones, proyectos y candidatos socialistas. Todo ha sido, en principio, porque en muchos casos, no le han votado pensionistas, funcionarios, trabajadores; debido a que el Gobierno, los ha perjudicado con la congelación de las pensiones, la reducción salarial y la reforma laboral.
Este sonado derrumbe, unido a la circunstancia de que Rodríguez Zapatero, por voluntad propia, no será el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno en las elecciones legislativas de marzo de 2012; siendo sustituido casi con total seguridad, por el Vicepresidente Primero: Alfredo Pérez Rubalcaba, tal como el propio José Luis propuso el día 28 de mayo en el Comité Federal (máximo órgano de decisión entre congresos), previo acuerdo con los Secretarios Generales que lo aceptaron por aclamación. Son antecedentes, con suficiente entidad, para llegar a la conclusión de que el llamado zapaterismo ha llegado a su fin. Termina una etapa y empieza otra.
Un nuevo horizonte, que para recuperar la confianza perdida, los socialistas tendrían que recobrar con sus postulados la ideología socialdemócrata como norma de conducta, corregir los errores internos, eliminar totalmente el liberalismo en sus proposiciones económicas, realizando una política pensando en primer lugar en los trabajadores, los jóvenes, en las capas bajas y medias de la sociedad. Creándose empleo al restituirse el crédito en los bancos, negociarse mejor y con más tiempo la devolución de las deudas con los mercados financieros, porque funcionan mejor las empresas, los servicios públicos, la administración, al ser óptima la calidad de los contratos de trabajo y de los productos. Avivando en la población ideales de progreso y emancipación. Efectuando el Ejecutivo una política coherente en todo momento, eliminando de ella la parte de frivolidad que según Joan Tapia (el Periódico de Aragón), la ha caracterizado en los últimos años.
Ahora bien, el principal objetivo para hacer efectivos esos fines, es ganar elecciones, empezando por los próximos comicios, dentro de cómo máximo diez meses. Ninguna elección se debe dar por perdida. El partido socialista tiene que estar siempre en línea ganadora y ofensiva, como corresponde a los valores que representa. Para lo cual, los afiliados y los simpatizantes, deberían dejar a un lado el desánimo que todo desengaño electoral provoca; meditar y actuar en cada agrupación del partido, para que el debate y la democracia interna se reponga, solicitando asambleas y debates orgánicos y políticos en cada una de ellas; volviendo a soñar de nuevo con el ideal socialista de que es posible un mundo mejor.
Yo no doy por perdidas las próximas elecciones. En el Federal, Rubalcaba dijo: “El PSOE es un partido de gobierno y de mayorías. No vamos a las elecciones para obtener derrotas dignas, sino para obtener victorias democráticas con las que desarrollar nuestros proyectos políticos. Os pido que tengáis tantas ganas de ganar como yo”. Creo que se equivocarán, las personas que piensen que Alfredo va a ser sólo un candidato circunstancial, para cubrir el compromiso electoral del próximo año y retirarse después al perder y fracasar en el intento. Por tanto, queda demostrada la voluntad ganadora del candidato, más la posible intención de permanencia del mismo. Además, yo añadiría algunos datos clarificadores, que pueden hacer más realista ese fin.
Con arreglo a lo publicado por el diario El País, con el resultado electoral del 22-M trasladado a las próximas generales, al Partido Popular le faltarían 12 diputados para obtener mayoría absoluta y la garantía directa de formar gobierno (serían 164 diputados de los 176 necesarios). Podría pactar con CIU, PNV; pero, si mejorara los resultados ahora obtenidos, también lo haría el PSOE, pudiendo negociar con esas formaciones y contar en exclusiva con IU. Rubalcaba ha declarado: “creo saber lo que el país necesita en los próximos cuatro años”, y que “cree poder ganar las elecciones”. Si se consigue que la derecha no obtenga mayoría absoluta, se abriría la posibilidad de que los socialistas pudieran gobernar, en solitario o en coalición.
Eso no es tan difícil de conseguir, dadas las carencias del candidato popular, enfrentándose al socialista que, guste o no, es considerado el mejor político en activo de España. El PP ha ganado con una diferencia de 2 millones de votos, el 10% que es mucho. El PSOE ha perdido 1,5 millones de votos, mientras que los populares han ganado 600.000. IU ha subido 220.000 y UPyD ha crecido en más de 400.000. El 20% ha optado por la abstención, el 10% se ha fugado al PP y el 8% ha emigrado a otros grupos más pequeños, desde IU hasta UPyD. En esta ocasión, no se ha producido el hecho del voto útil. El candidato, tendrá que ser capaz de atraer a los abstencionistas simpatizantes cabreados. Captando a la vez votos huidos y que pueden ser recuperables.
¿Hay que creer por tanto en el cambio Rubalcaba? No del todo. En la persona sí, pero no tanto en el proceso de renovación elegido. Ante la gravedad de la situación, por el fracaso electoral en las municipales y autonómicas. En el Comité Federal, hubo un golpe de poder de los Secretarios Generales de las comunidades (de los barones), al imponerle al Secretario General Federal, Rodríguez Zapatero, algo que no quería hacer. Él pretendía, que las dos personas que se postulaban para relevarle, en el cartel electoral de las legislativas de 2012: Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba, se enfrentarán en un proceso estatutario de elecciones primarias; dejando así pasar el tiempo y a él gobernando igual, con el mismo discurso que tanto le gusta, como si electoralmente no hubiera ocurrido nada. Y en fin, ante esta pasividad de seguras consecuencias nefastas, el Secretario General del PSE y Lendakari, Patxi López, ante la rapidez de reacción que se necesitaba, lanzó un órdago a Zapatero, al proponer la celebración de un Congreso Extraordinario del partido, para debatir las medidas a tomar y elegir posiblemente a Rubalcaba como nuevo Secretario General, para sustituirlo a él como tal.
¿Era esa la mejor solución? Sin ningún tipo de duda. Se tiene que pensar, que hay que tratar de no perder el Gobierno, pero sobre todo se tiene que salvar al PSOE, en cierta manera caído. No hay un enfermo, sino dos. Y, para salvar al segundo y mejorar su imagen, que es lo que más urgente; se requería la elección inmediata de una nueva o nuevo líder, que acumulara el poder de la organización, para establecer con autoridad los proyectos estratégicos y políticos que se requieren, siendo a la vez el candidato a presidente. El Presidente y el Ejecutivo, podrían haber continuado durante toda la legislatura, al no haber ninguna razón para que no lo hicieran. Hubiese sido igual una bicefalia, pero con la vara de mando en la mano del nuevo candidato llamado a ser el salvador, tal como procedería que fuera.
Finalmente, el empeño de Patxi se logró sólo en parte. Los barones impusieron a Zapatero que Rubalcaba fuera el candidato, con el apoyo unánime del Comité Federal, al haber desistido públicamente Chacón de presentarse a las primarias; sin duda, por haber perdido el apoyo de la inmensa mayoría de los miembros del Federal y, por quizá sugerencia interesada del propio Zapatero, para evitar el congreso que le exigían, que ocasionó un enfado morrocotudo en la excandidata. Demasiado acentuado, para una política con máximas aspiraciones. El perder, lo llamó conspiración, demostrando poca talla política con cierta dosis de manipulación. Al no poderse retirar, el proceso de primarias continúa, pero solo con un candidato, que es lo mismo que llevar el botijo sin agua o un bolígrafo sin tinta, si bien ahora lo efectivo es primordial. Yo en vez de primarias, después de haberme presentado a muchas, a pequeña escala, en la Sección Sindical de UGT en la factoría de General Motors España; soy más partidario de elegir a los candidatos por medio de debates internos, con participación activa de los afiliados. A cambio del congreso, se hará una conferencia política que, puede llegar a ser, una copia con poca miga de las convenciones americanas de exaltación electoral y partidista.
En 2012 corresponde la celebración del Congreso Ordinario, donde se sustituirá a José Luis por un nuevo Secretario General, que podrá ser Alfredo (59 años) e igualmente intentar serlo Carme. Aunque quizá su vista este puesta en el siguiente congreso en 2016, o, mejor, al poder tener más posibilidades en el 2020; pero, no se puede predecir con exactitud, un futuro que se desconoce. De momento que aprenda a dar mítines, que necesita mejorar. Existe la teoría, a la que yo mismo me acogí, de que ninguna de las personas que han gobernado con Rodríguez Zapatero, podría ser después de él alternativa al mismo, al tener todos culpa colegiada de lo mal hecho. ¿Pero, hay otras personas conocidas, mejor preparadas y con más posibilidades de ganar que Rubalcaba? Si las hay, que levanten la mano, y que se identifiquen pronto, porque al PSOE le empiezan a faltar dirigentes competentes, por todo el país. No dudo que las habrá, debido a que los líderes del futuro ya han nacido y corren por allí.
Así, ¿quién tiene el poder y quién debe mandar? En mi opinión, la potestad real la posee Rubalcaba, porque acaba de ser elegido; mientras que Zapatero es un político en decadencia y retirada, aunque ostenta la condición de Secretario General y oficialmente es el máximo mandatario. Rubalcaba promete: “Un nuevo proyecto para recuperar el voto”, pero ¿lo podrá hacer? ¿su amigo le dejara hacerlo? ¿se enfrentará a él, si es necesario? Las elecciones se podrían llegar a ganar; sin embargo, esa apuesta requiere que de inmediato, el candidato salga proponiendo a la sociedad, acciones políticas y propuestas diferentes, a lo que ha venido haciendo ZP, para que se distinguiera la diferencia y el cambio que se estaba gestando. De entrada habla de cambio y de continuidad, que son propósitos contrapuestos e irrealizables. Deberá hacer un gesto en el sentido que se le espera, dado que con vacías tesis superficiales no servirá.
En economía, espero que no le haga mucho caso a la Vicepresidenta Segunda, Elena Salgado, considerada afín a él y por sus posturas liberales, a mi parecer, una de las personas con mayor culpa del descalabro zapaterista. En todo caso, no se trata de rememorar la película: “Solo ante el peligro”. Si sus objetivos son los adecuados, los afiliados, las bases del partido, se pondrán de su parte para ayudarle y protegerle, porque la coincidencia de ideas, formará organización y fuerza en torno al candidato, ahuyentando métodos palaciegos de caída si los hubiera -recordando la bicefalia Joaquín Almunia (secretario general) y Josep Borrell (candidato)-, evitando asimismo, rechazos de nuevas iniciativas que puedan hacer variar la ruta del Gobierno. Si los afiliados no exigen un giro a la izquierda, posiblemente no se dará.
Creo, además, que Rodríguez Zapatero se esta comportando como un liberal, cuando el partido socialista no lo es, como se demostró fehacientemente en el Comité Federal. Todos los miembros que tomaron la palabra (menos dos: Ramón Jáuregui, ¿se habrá olvidado que fue sindicalista? y el Secretario General de Murcia), reclamaron según El País: “Un giro a la izquierda que reparta por igual la carga de la crisis económica y que escuche al electorado que, con el voto, ha castigado el abandono de las políticas socialdemócratas por parte del PSOE”. Esta fue una de las propuestas más repetida entre los barones, en sus 35 intervenciones en el comité. “Reformas sí, pero sin arrollar al PSOE” (Patxi López), “España necesita reformas, pero también necesita al PSOE y que, por tanto, debían encontrar la justa medida en que las reformas ayuden a España sin hundir al partido” (Javier Fernández, Secretario General de Asturias).
Para empezar, con un giro hacia el sentido común sería suficiente. No obstante, dudo que el Gobierno lo quiera hacer, si nos atenemos a las palabras de Zapatero: “Los resultados electorales no deben cuestionar el trabajo del Gobierno”. De modo que, confirmó su decisión de completar la política de reformas emprendida hace año y medio, como: La negociación colectiva, las pensiones, el retraso de la edad de jubilación, el mercado laboral, la igualdad de trato, la ley de muerte digna.
El Vicepresidente tendrá como competencias básicas la elaboración de un programa y la dirección del comité electoral, para los próximos comicios generales. Alfredo promete además, “modernizar el Estado de Bienestar”. ¿Qué querrá decir con esto? porque cuando a un ministro le oigo pronunciar la palabra “modernizar”, al haberse utilizado tanto para anunciar recortes, me produce cierto desosiego. ¿Se lo habrá sugerido Elena Salgado... al candidato?
Fernando Bolea Rubio
2.06.11 Sindicalista