Superadas innumerables vicisitudes, llevados por una
voluntad de hierro, guiados siempre por una ideología socialdemócrata plena sin
la devaluación de terceras vías en su práctica política; el 22 de abril, el
Partido Socialista francés ha ganado la primera vuelta de las elecciones
presidenciales, al situar a su candidato, François Hollande, a 1,5 puntos sobre
su homólogo de la derecha, Nicolas Sarkozy. Han obtenido un magnífico triunfo
que, en la segunda vuelta, el 6 de mayo, puede ser mayor (los sondeos reflejan
para el socialista una ventaja estable de 10 puntos), si alcanzan la
Presidencia de la Republica después de 16 años de oposición. El anterior
presidente socialista, François Mitterrand, dirigió el país durante 14 años.
En vista de lo cual, surge la
primera pregunta: ¿Es éste el inicio de un giro político en la Unión Europea,
que va a reemplazar a los conservadores que ahora la gobiernan a pleno placer?
Después de su mala gestión de la crisis financiera, lo natural sería que lo
fuera. Pero en mi opinión, antes hay que corregir en la izquierda varios
aspectos diferenciales que lo pueden impedir. Por ejemplo, en el caso de
España, la confianza en el Gobierno de la derecha se esta deteriorando con suma
rapidez, debido a los engaños gubernamentales, a los recortes
económicos-sociales, al deterioro del Estado del bienestar que esta sufriendo
la sociedad. Todo como consecuencia, de la política cerril de austeridad sin
estímulos del Ejecutivo, que ahoga tanto el empleo como el crecimiento, dejando
a las empresas moribundas, con la economía de las familias y del país sin
poderse levantar.
La desconfianza es tanta, que en
la población crece el convencimiento de que el Gobierno del Partido Popular, no
aguantará toda la legislatura (hasta 2015); cundiendo el parecer de que si
continua con la misma política, como máximo durara dos años más, aun llevando
poco más de cien días gobernando. Si hubiera elecciones ahora, el PP no
obtendría mayoría absoluta, ni Mariano Rajoy sería el Presidente. Únicamente el
triunfo y el plan de crecimiento que propone Hollande, lo pueden salvar. De
momento, como han visto las orejas al lobo francés, el presidente del Banco
Central Europeo y otros lideres europeos, ya se acercan a esa tesis. Felipe
González ha declarado: “Hace falta que en Francia haya un presidente que le
diga a Merkel que no”.
Lo anterior puede ser así o no,
pero en todo caso, tal como va todo, el PSOE debe estar permanentemente
preparado para afrontar unas nuevas elecciones en cualquier momento. ¿Sin
embargo, lo está? ¿Quién sería el candidato? A todas las personas que les
pregunto, me siguen contestando -como yo mismo pienso- que Rubalcaba no debe
ser el cabeza de cartel, ni creen que lo sea porque el mismo no se presentará a
las elecciones primarias para serlo; de lo cual dudo. Y, si este es el
contexto, a que se espera en el partido para abordar esta cuestión. A un líder
no se le conoce ni se consolida en cuatro días. Ya se tienen las experiencias
con Josep Borrell en un caso y de Joaquín Almunia en otro, como espejos para
mirar. Si el Partido Socialista sigue dormido, llegado el caso, el Partido
Popular se podría sustituir a si mismo, posiblemente cambiando al Presidente,
Mariano Rajoy, por otra persona de su condición que volvería a repetir los
mismos errores, sufriendo las personas las mismas consecuencias. En definitiva,
que la derecha se apaga, sin que la izquierda alumbre esperanzas de
sustitución, debido a su indefinición e inacción. Así, desde España poco se
puede influir, en ese hipotético giro hacia una Unión Europea progresista
iniciado por los galos, que se anhela.
El PSOE tiene que actualizarse y dar un gran paso de
cambio en varios sentidos, para recuperar la confianza de los electores que él
también perdió, por errores políticos e ideológicos principalmente en los
últimos años del gobierno Zapatero. La gente ya dice: “¿Donde esta Rubalcaba?”
Lo que demuestra que mientras el país se hunde y cae salvajemente la protección
del Estado a los habitantes, causando gravísimas consecuencias sociales y
humanitarias en las capas populares; la inactividad socialista es patente, no
reactivándose la misma con la imagen de súplica o de ir rezando al santo que el
secretario general da, rogando al PP para plasmar un acuerdo de Estado entre el
Ejecutivo y el mismo, que le daría un protagonismo que a día de hoy no tiene.
¿Por qué Rubalcaba no hace oposición de verdad, o al menos
más firme? José Luis Rodríguez Zapatero tenía defectos, pero siempre fue valiente
para enfrentarse dialécticamente a los populares. En este sentido, la ligera
labor opositora de las portavoces Elena Valenciano y Soraya Rodríguez no es
suficiente. Esta última un poco mejor, pero no. Se necesita más nivel y empaque
para llegar a la población y marcar el terreno. Confiar en recuperar el
Gobierno gracias solamente al desgaste acelerado del PP, tal como se sugiere,
me parece horrible. Yo no quiero un socialismo así. Se gana por méritos
propios, no por desmerecimientos de los demás.
Rubalcaba ha dicho: “Cuando los socialistas volvamos al
Gobierno recuperaremos los derechos de los trabajadores que este Gobierno ha
eliminado”. Me parece magnifico, pero lo pongo en entredicho, por los
desengaños que nos hemos llevado a lo largo de los años. Tanto como, por los
posibles vaivenes ideológicos del socialismo democrático (socialdemocracia),
debido a que por movimientos impropios e incomprensibles, actualmente no se
sabe a ciencia cierta el camino orientativo que va a tomar, ni donde va a ir a
parar. Lo cual me preocupa tremendamente, porque si no se impide, hay serios
indicios de que desde la propia socialdemocracia, los social liberales de
siempre, por medio de propuestas dejatorias y equívocas, puede ser que en
realidad estén intentando herir esta línea de pensamiento, para hacerla
desaparecer. Estos liberales consumados que no se deben llamar socialistas
porque no lo son; llevan tiempo intentado transformar el PSOE, para que
únicamente sea un partido para ellos, para la pequeña burguesía que, mediante
cargos orgánicos y públicos, el partido ha ido creando. Así, se sentirían más
cómodos, al no tener que dar cuenta a los trabajadores y las clases bajas de
sus actos y acciones.
Una andanada, viene del entorno de los poetas desclasados
de la Tercera Vía, no sé si en este caso con el concurso de ZP, aunque sí
procede de la Fundación Ideas que el fundó. En un articulo titulado: ¿Una
Cuarta Vía para la socialdemocracia?, publicado en EL PAIS, el 20 de abril, el
director de esa fundación, Carlos Mulas-Granados, presenta la ideología del
PSOE, como un plátano que se van a comer. Al indicar que, “desde hace tres
años, los pensadores y políticos ligados a la Tercera Vía (sumo peligro, yo
diría los fracasados de esa corriente) discuten la manera de superar aquel
paradigma, ante la convicción de que las victorias electorales solo llegaran de
la mano de una refundación ideológica”. Pues muy bien, solo con esta
entradilla, Zapatero ya tiene tema para dar
conferencias a diestro y siniestro, por todo el mundo.
Se llega a defender que “es fundamental complementar la
clásica división de poderes ejecutivo, legislativo y judicial que ordena la
arquitectura institucional de los Estados modernos con la incorporación del
poder mediático y el poder financiero (¿lo habrá sugerido algún banquero? Esos
dos poderes tienen que integrarse plenamente en el sistema en que ya están
integrados los otros tres poderes democráticos”. ¿Alguien da más? Sólo faltaba
eso. “No consistiría en una decisión sobre si girar al centro o a la izquierda,
sino en apostar por dar un salto hacia delante (pero, ¿a la derecha o a la
izquierda?); superando los intereses creados, los prejuicios establecidos (mi
ideología socialista no tiene ningún prejuicio).
“Los parados podrían combinar prestaciones con empleos en
prácticas; los pensionistas podrían realizar actividades productivas; y los
estudiantes podrían trabajar por horas” (todo ello, en beneficio de quién; ¿aún
quieren degradar más el valor del trabajo?). “La igualdad y la solidaridad entre
las personas distintas se está debilitando con la modernidad y por eso hay que
hacer un nuevo esfuerzo por vincularla más a la condición humana que todos
compartimos y menos a la clase social a la que pertenecemos” En concreto,
renunciamos al sentido de clase, dejamos de ser clase obrera o trabajadora,
desertamos de la condición de clase media o popular. Y, nos dedicamos a las
limosnas, que son el principal activo humanitario y luz de esta nueva
ocurrencia de los que cabe llamar: “colegas pijos”. ¿Por qué no aprenden de los
socialistas franceses y se callan de una vez?
Otra descarga de inquietud, me la produjo oír decir a una
persona conocedora del debate ideológico socialista europeo que, por lo que
observa, nadie quiere ir más allá de las terceras vías. No más a la izquierda.
Hecho este que es tanto como reconocer, que el Parlamento Europeo y las
instituciones comunitarias ya están repletas de colegas pijos, o de liberales
socialistas de pega. Incluso mucho más, con la excusa de que los europarlamentarios
del Este repelen la palabras comunistas y socialistas, se esta cocinando una
nueva aberración ideológica consistente en que, los Partidos Socialdemócratas
renuncien a la palabra “social” y se llamen simplemente Partidos Demócratas. De
PSOE a PD. Sin la “S” y la “O” que tanto significan en la lucha de los pueblos
europeos por la justicia social y la emancipación. Esto es una locura. Los
ultraliberales y los liberales, los capitalistas en sí; se han empeñado en
acabar con el Modelo Social Europeo, para adentrarnos en el Modelo Liberal
Americano, donde los viejos para subsistir, se ven obligados a trabajar hasta
que llaman a la funeraria, media hora antes, para que vayan a recogerlos. Y en
eso están.
Como se suele decir, el Estado del bienestar es el patrimonio
de los pobres y eso no se tiene que perder jamás. Me da la sensación, de que al
adentrarse el socialismo por estos caminos confusos, se puede estar pensando de
nuevo en la “sociedad de los tres tercios”, con un 33,33% de pobres que nadie
atiende y se les abandona a su suerte, dedicándose la política a pescar votos
en el 66.66% restante, que viviría en un 50% más boyante y como hacían,
despreciando a los necesitados. Ya he visto reírse a un individuo al decirle a
un quiosquero: “Antes en mi urbanización no encontrábamos porteros, sin embargo
el otro día se nos presentaron cuatro y además acabaron riñendo entre ellos...
porque todos querían el puesto”. Así es la burguesía de la piel de toro, que
los colegas pijos lo sepan y reflexionen sobre ello.
27.04.2012
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista