¿Qué hacer con los políticos y los ejecutivos insípidos o vacíos de saber y pudor? Con esas personas de mentes cortas e incapaces de estimar tanto el valor del trabajo, como la vital importancia de las personas que lo realizan. Da la sensación de que a ciertos individuos les sobran los trabajadores. Los hay, que son incapaces de levantar la economía de sus negocios ni de generar empleos, pero detestan a sus asalariados, simplemente porque les molesta tener que pagarles el salario. ¿Qué es eso de pagar? Yo soy yo. Que trabajen gratis y que no protesten tanto. Y si no tienen para comer, que no coman. A mi qué. “Como no trabajéis más, os echo a todos y contrato a rumanos”, acostumbra a decir un ciudadano con mando, que anda suelto.
Siendo destacable, la declaración en la SER, del presidente de la importante empresa (5.458 empleados) de ingeniería y construcción SENER, Jorge Sendagorta, con motivo del “Foro Global 2014”, celebrado en Bilbao. Al referirse, a como competir internacionalmente con empresas asiáticas con condiciones laborales tan distintas a las nuestras, según él. Y decir: Tenemos magníficos ingenieros que tienen la tentación de irse a California o Australia, donde van a tener mejores condiciones. Y los trabajadores de las fábricas nos sobran, porque los coreanos, chinos, están dispuestos a trabajar por mucho menos. Perdemos trabajadores de mono azul por coste. El riesgo de la llamada “deslocalización humana”, según él, hay que compensarlo con “tecnología e innovación”. Si bien, también afirmó: “La dignidad no se puede perder nunca porque siempre hay trabajos que se van a ofertar por menos dinero”.
Excelente planteamiento, por su claridad y arrojo al decirse públicamente lo que empresarialmente a veces se piensa y se calla. Pésimo mensaje, desde el punto de vista sindical, laboral, del propio funcionamiento y beneficio empresarial; por lo negativo, en cuanto a la unión y entereza necesaria para levantar el país, venciendo la lacra del paro, la crisis y las calamidades ciertas.
El objetivo común ha de ser aquí, abrir los ojos y fijar la vista en la salida de un túnel de boca ancha. Viajando en un tren con todos los españoles en él, adentrándose en verdes praderas, con campos bien cultivados y productos comercializados. Cruzando fábricas competitivas por la colaboración -siempre compensada- de las personas que las componen. Con una industria en alza, albañiles y grúas en acción, comerciantes activos, el sector servicios en plena evolución. Pymes creciendo y uniéndose para ser más mayores, fuertes, competitivas. Con salarios, estabilidad laboral, salud y seguridad en el trabajo. Más los empresarios invirtiendo los beneficios en sus empresas, en economía productiva; por el bien de ellos, del país, de los españoles, de Unión Europea como tal.
Claro que, por uno u otro motivo, llegar a decir que los trabajadores de las fábricas sobran... me parece una aberración y una equivocación mayúscula. En mi opinión, es lo mismo que afirmar que los operarios de mono azul no se necesitan en España. Es una barbaridad. Supone tratar a los trabajadores manuales con despecho. Es como ir a por ellos, en una nueva operación de descrédito, con más fines de sometimiento. ¿Acaso esta minusvalorando la importancia de la formación profesional? Debería saber o recordar, que una de las principales ventajas competitivas alemanas es, su elevada formación profesional; la cual allí, prestigia socialmente a las personas que la poseen, disfrutando de la más alta estima de la sociedad.
¡Pero que cosas pasan! Resulta que la gente que trabaja con este tipo de conocimientos profesionales, lleva monos azules en las fábricas y blancos en las obras. El mono es el símbolo del trabajo y del saber profesional. De una actividad que los ingenieros u otras personas no saben hacer, porque se requiere además de estudios técnicos, práctica y habilidad. ¿Los profesionales de batas blancas sobran también, para que después las muelas las arranquen sin anestesia?
Que los memorables ingenieros se van, páguenles mejor y se irán menos. Aunque también hay ingenieros indios, coreanos, chinos de Low Cost, que cuando puedan reivindicarán sus derechos y salarios dignos. Como lo harán, el resto de los trabajadores que ahora son vilmente explotados. ¿Y entonces qué? ¿Adónde se irá para seguir engañando a la gente? Hay empresas que se deslocalizaron a países emergentes, que están volviendo a España desde hace años.
Los trabajadores ya sabemos que los paraísos de fabricación no existen en ninguna parte del mundo, dado que todas las zonas tienen inconvenientes, los cuales suelen ser superiores a lo que significa una mera cuantía salarial menor. No obstante, es ilustrativo observar como las patronales continuamente cuelgan el espanta obreros, de que otros lo hacen más barato y mejor, presentándolos como un peligro inmediato. Primero fueron los japoneses: Ojo, que se van a hacer con la industria del automóvil mundial. Y en realidad, sólo sobreviven. Después China y su fábrica del mundo, a la que yo no temo ni me preocupa porque sé que, a la vez que la economía avanza, nace el movimiento obrero y la mejora de las condiciones de trabajo en todo el universo.
Según mi punto de vista, ninguna empresa competente y con visión de futuro, debe plantearse aprovecharse de la explotación humana existente para fijar su futuro. La sociedad que lo haga, además de utilizar malas prácticas de responsabilidad social corporativa, no sobrevivirá por mucho tiempo. Estoy de acuerdo en que la dignidad no se debe llegar a perder, así como en hacer una mayor inversión en tecnología e innovación al objeto de mantener el empleo y competir. Sin embargo: ¿Son iguales unos trabajadores bien formados y considerados con espíritu colaborador de aquí, que otros de fuera mal tratados y que por ello no tendrían ese interés participativo? ¿Sólo importa la tecnología, la aportación intelectual de los trabajadores no tiene valor añadido?
El mensaje ventajoso de la participación o colaboración voluntaria de los trabajadores en la empresa, ha desaparecido en los manuales de los ejecutivos. Tendrían que recomponer el discurso. No saben lo que se pierde. Lo diré una vez más, para que los ejecutivos desviados y noveles tomen nota: El principal activo de las empresas son las personas. Dejando muy claro, por si se quiere insinuar otra cosa con esas tremendistas declaraciones, que la solución no es reducir más los salarios, sino incrementar estos, en aras del bienestar y el consumo.
Añadiendo que, una pequeña dosis de patriotismo empresarial, invirtiendo todo lo posible aquí, tampoco iría mal. Puesto que es más fácil deslocalizar una empresa netamente de ingeniería, que otra del mismo cometido, pero con máquinas y monos azules haciendo su cometido localmente. Al pasar a gestionar un negocio fuera, un ejecutivo me dijo: Fernando, “yo todo lo que pueda para aquí”. Eran otras ideas y otros tiempos.
De ese mismo Foro Global, me gustaron más las palabras de la presidenta de Siemens en España, Rosa García, por haber declarado: “La industria es clave para la salida de España de la crisis”. Y hay dos claves a tener en cuenta en ese proceso: crecer y salir al exterior. Es necesario -como en este blog se viene diciendo- que las empresas sean más grandes, “incluso asociándose con empresas complementarias”, y que ganen así en productividad: “Quien no arriesga, no gana”, afirmo.
Por otro lado, el estúpido comentario antiobrero por excelencia, lo hizo el portavoz de Hacienda del PP en las Cortes de Aragón, Jorge Garasa, al sugerir que se trabaje sin cobrar. O sea gratis. Ni por un simple euro. Nada. No creía que la desvergüenza y la incapacidad de ese partido llegara a tanto. Si sé, que por mucho que la derecha se empeñen en destruirla, España volverá a ser un país de primer nivel como lo venia siendo.
Mas para eso, habrá que cambiar el Gobierno por uno socialista mejor que el de los dos últimos años del expresidente Zapatero. Ahora lo más revolucionario es, ganar las elecciones al Partido Popular. Se hará.
21.03.2014 Fernando Bolea Rubio
Sindicalista