En beneficio de los españoles, el Partido Socialista debe
romper las amarras de su aturdimiento y despegar de una vez. En las Elecciones
Europeas del próximo día 25, se observará la evolución electoral de este
partido en los últimos dos años y medio. ¿Será buena, mala? Las millas
recorridas serán pocas. Aunque las urnas darán la oportunidad, de que los
ciudadanos censuren seriamente la negativa política de la derecha española y
europea, abriendo nuevos horizontes con políticas progresistas.
Para romper las ataduras, en el PSOE hacen falta voces,
otras voces carismáticas y audaces que, devuelvan la fiabilidad y el entusiasmo
a la izquierda, con programas claros que separen la socialdemocracia del
socioliberalismo. Pronto se van a conocer los candidatos que se presentarán a
las elecciones primarias, para las generales de 2015, y se podrá elegir el
nuevo líder. La voz que deberá dirigir, aglutinar y levantar el partido, porque
después de esa elección, el actual Secretario General, Alfredo Pérez Rubalcaba,
tendría que dimitir. Dando paso a un nuevo tiempo, en el que él ya no tendrá
cabida como máximo dirigente. Su época ya pasó. Será el momento de solucionar
este problema. A mí me gustaría, lo mismo que a otra mucha gente, que fuera el
propio Alfredo el que tomará esa sabia decisión, sin ser forzado por nadie. Su
retirada voluntaria sería plausible.
Sin embargo, hay poderes que no quieren desaparecer o
dejar de influir, bajo ningún concepto. A pesar de que el proyecto socialista
se vaya al traste, como se esta yendo, desde que el expresidente Zapatero
-junto con Rubalcaba- viró su política social hace cuatro años. Según ha
publicado en ínfoLibre, Jesús Maraña, una operación política alienta la que
llaman la “Gran Coalición” a la alemana, un acuerdo postelectoral PP-PSOE en
2015; ante las previsiones de fragmentación política. Y si por separado
necesitan para gobernar, el pacto de más de dos grupos. Se asegura que, en esa
alocada operación, hay involucrados insignes poderes políticos (Gobierno, PP,
PSOE, Jefatura del Estado), financieros (núcleo principal del Ibex-35),
mediáticos (Grupo Prisa y empresas de comunicación dependientes del Gobierno)
y, me temo que en el caso de ser cierto, algún que otro gran estratega en
guardar su sillón.
Ante lo cual, hay que saber, que Alemania es lo que es y
en España el PP roza la ultraderecha. Y así, esa coalición no puede ser. Susana
Díaz, se dice que ha dicho: Ese pacto a dos “es suicida para el PSOE y para la
propia democracia”. De hecho Díaz sugiere que, en la “peor de las hipótesis”,
el pacto de consenso “tendría que incluir al Partido Comunista”, seguramente
para no perder votos por la izquierda. Sobre esa hipotética gran coalición,
Soledad Gallego-Díaz ha escrito en El País: “Nada peor para la democracia que pensar
que unas elecciones no pueden producir cambios. Nada peor que unos ciudadanos
que perciben que su voto no puede provocar alternancia en el poder”.
Felipe González fue categórico el día 11 en TV, al
indicar: “Si el país lo necesita” ambos partidos “deben hacer” esa coalición
por el bien del país”; añadiendo, “que en este momento no la veía”. Lo cual me
pareció que era una irresponsable declaración, que a él no le correspondía
hacer, cuando la candidata del PSOE, Elena Valenciano, había desmentido la coalición
unas horas antes. El candidato del PP, Miguel Arias Cañete, afirmó en la misma
fecha: “No descarto una gran coalición PP-PSOE si el interés general lo exige
en un futuro”. Lo que perjudica seriamente a la campaña electoral socialista,
al acusarlos demagógicamente el resto de la izquierda, de que ellos y los
populares son lo mismo.
En Extremadura el PP gobierna con el apoyo de Izquierda
Unida (IU), pero esa desviación es cosa de ellos; del Partido Socialista no,
dado que ideológicamente ha de ser mucho más profundo. En esta iniciativa,
subyace supuestamente también, la negativa de los poderes fácticos a que en
caso de necesidad, en España se llegará a formar un gobierno de izquierdas
PSOE-IU, como ocurre en Andalucía. Cuya onda han debido sintonizar asimismo,
significados dirigentes y exdirigentes socialistas, por motivos ideológicos y
de malas experiencias. Se indica que, en esta confusa operación, las elites
apuestan por Rubalcaba; pero debido a
que las encuestas lo consideran quemado, contemplan un “plan B” con
Eduardo Madina. Si bien este niega que, la dirección del PSOE y su “vieja
guardia”, puedan instrumentalizar su candidatura a las primarias.
¿Saldrá adelante esa maniobra? Podría ser, si no se
remediaba, por interés de las castas que lo promueven, al objeto de conservar
el Status-Quo, ante un panorama desolador para el bipartidismo. Como el propio
periodista comenta: Sería brindar el turnismo entre conservadores y
progresistas (Canovas/Sagasta; Maura/Canalejas...). Parece ser, que no hay
cenáculo político relevante en Madrid donde no se haya escuchado, desde enero
pasado, el mantra de la “Gran Coalición”. No obstante, aunque tarde, Alfredo
Pérez Rubalcaba, ha aclarado: “Yo no la veo, dejaríamos el país sin
alternativa”. Se ha oído decir que es una operación para salvar a Rubalcaba en
las primarias si él se presentará, con la teoría de más vale malo conocido que
bueno por conocer. De Rubalcaba... lo peor puede estar por venir. El buen
profesional, Jesús Maraña, se reafirma en su información, opinando que sería
suicida para el PSOE. El 80% de los españoles estarían en contra de ese
entendimiento. Es lo que hay.
De cualquier modo, ¡hasta allí podríamos llegar! Sería
tanto como admitir, que los ciudadanos habían castigado electoralmente al PP
por su mala actuación gubernamental. Pero tranquilidad, no pasa nada, porque
allí estarían los socialistas con su mejor disposición, para sacar del
atolladero al lobby financiero y a la derecha culpable, para que sigan haciendo
de las suyas, dejando sin efecto el mandato popular. Que las nuevas voces
socialistas que han de venir, borren esta fatal idea; e incrementen las
perspectivas electorales del partido de una puñetera vez. ¡Ya es hora! El PSOE
lleva ya muchos años perdidos.
Actualmente, la derecha política y mediática española
utiliza el recorte del gasto público del Gobierno socialista francés, para
justificar sus vergüenzas. Allí, dan la sensación de que han girado a la
derecha, a pesar de lo cual yo sigo confiando
en el socialismo galo. Más si cabe, en esos 41 valientes diputados socialistas,
que se abstuvieron en la propuesta recortista del primer ministro, Manuel
Valls. Ejemplares 41 votos que, habría que mimar, en la socialdemocracia
europea, para que germine en ella alas de izquierda similares. En todo caso, el
recorte francés es diferente al español, porque al contrario que aquí, su
prioridad sigue siendo invertir en educación contratando más profesores y en
crear empleo juvenil. Piensan que es preciso bajar el elevado precio del euro,
para reducir la desventaja competitiva entre Francia y Alemania; de lo que se
beneficiaría igualmente la competitividad española.
Hasta ahora, los socialistas franceses están gobernando
casi solos en Europa y así poco se puede hacer, en un contexto general conservador
con el “austericidio” que impone, con el Banco Central Europeo y de la mano de
Angela Merkel. El presidente François Hollande, califica su giro de
socialdemócrata, mientras el electorado de izquierdas lo conceptúa de
neoliberal. Que tengan suerte, ya que al menos han hecho una cosa bien: El que
el mal francés y europeo, como buen actor, Gérard Depardieu, haya adquirido la
nacionalidad rusa, a causa de que los socialistas a las personas de su
condición les subieron los impuestos. En estas elecciones, con la caída de
estimación socialista que hay, ¿los franceses se creerán las propuestas del
socialismo francés? La socialdemocracia europea, puede perder las elecciones
por culpa de la confusión en el socialismo francés. Vayamos a votar.
En compensación a la contrariedad socialista de ese país,
ha surgido otra voz francesa, que esta maravillando a la izquierda y a los
movimientos progresistas de todo el mundo. Se trata del economista Thomas
Piketty, con su libro: El capital en el siglo XXI (en español en otoño). Se
dice que es una referencia para los economistas de corte socialdemócrata.
Miguel Ángel Aguilar, ha comentado, que debería ser de lectura obligatoria para
todos los europeos. De él Paul Krugman ha escrito: “Las sociedades occidentales
anteriores a la Primera Guerra Mundial estaban dominadas por una oligarquía
cuya riqueza era heredada, y su libro argumenta de forma convincente que
estamos en plena vuelta hacia ese estado de cosas”.
Los conservadores están aterrorizados. La reacción ha
consistido en descalificar; concretamente, en alegar que Piketty es un
marxista. Señala que aumenta la desigualdad por el espectacular ascenso de las
rentas de las clases altas. Sobre la descalificación, Krugman comenta, que el
exsenador republicano Rick Santorum calificó el término “clase media” de “jerga
marxista”, porque, ya saben, en Estados Unidos no tenemos clases sociales”. ¡Ah
sí! ¿Allí no hay ricos, mediopobres y pobres? Que felicidad.
En España a los críticos con él, el presidente Rajoy
intenta descalificarlos llamándoles “cenizos”. Cuanto honor, nos repudia
también. La derechona hispana es así de intransigente, mal educada y soez.
16.05.2014
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista