Cuando algo se derrumba hay que saber por qué. Cuando la
política cambia de rumbo peligrosamente, hay que enumerar los errores cometidos
reparándolos sin nuevos riesgos de fisura. Ahora el edificio de la
socialdemocracia se tambalea, la izquierda se debilita, surgen partidos
políticos desconocidos. La ciudadanía esta inquieta. Los viejos luchadores
democráticos e idealistas de izquierdas, hablan críticamente de lo que sucede
para evitar traspiés, pérdidas de tiempo, desengaños; pero no se les escucha lo
suficiente. Ya que no deja ver lo que puede ocurrir, la venda de la
indignación, de la perdida de confianza en el Partido Socialista durante cuatro
años (desde la caída real de Zapatero en mayo de 2010, hasta la elección de Pedro
Sánchez en julio de 2014), la ligereza ideológica en la izquierda.
Entramos en un tiempo desconocido, al que no le vaticino
nada bueno si no se asientan pronto y bien, cada una de las viejas y robustas
piedras capaces de asegurar la democracia, la libertad, el trabajo, el Estado
del bienestar.
En todo caso, ¿por qué hemos
llegado a este laberinto que se avecina? ¿dónde esta la raíz que lo ha creado?
Generalmente se piensa que la causa es debida a la política, cuando es
esencialmente económica; aunque propiciada por aquella. ¡La economía, estúpido!
(the economy, stupid!), le
dijo Bill Clinton a George Bush (padre) en 1992. Lo que esta ocurriendo tiene un
nombre: Austeridad. Y unos culpables claros: La derecha europea -en España el
Partido Popular-, el neoliberalismo que se impone, los mercados, los acreedores
para obligar a pagar a toda prisa a los países deudores. Todo ello, dirigido
por Alemania con el pilotaje de la canciller Angela Merkel, imponiendo en
Europa un “austericidio” que la han llevado al hundimiento económico con sus
recortes de servicios públicos, desempleos.
Sin que el huracán se haya
detenido ahí, dado que ha llegado a afectar a la política, a los partidos, a la
socialdemocracia, a más ideologías de izquierdas. Sustituyéndose, en un alto
porcentaje por populismos, ultraderechas, partidos radicales en el poder y lo
que queda por conocer. Sí, esta es la herencia de la austeridad, de la derecha
y de la señora Merkel. En siete años de crisis, han roto la economía y el
bienestar de los países del sur, afectando a Francia e Italia. Tambaleando las
economías de Alemania y de otros países del norte, por su débil crecimiento
económico y su casi deflación y estancamiento.
Hay dos tipos de políticas
económicas a realizar: La de la austeridad y la santificación del mercado con
oraciones diarias, como solución a todo, que imponen los conservadores; y la
progresista keynesiana, de estímulos económicos públicos. Evidentemente, Europa
eligió la peor, mientras EEUU prefirió la segunda y ya ha superado la crisis,
porque según el Fondo Monetario Internacional (FMI), su crecimiento económico
será del 3,6% en el 2015 (1,2% en la zona euro), con una tasa de paro que
supera ligeramente el 5% de la población activa (11,5% en Europa, 23,7% en
España).
El efecto de la mala economía en
la política, ha dejado el país en un nivel ideológico y electoral tan caótico,
que hasta he oído decir a una persona de mediana edad: “Yo votaré a Podemos y
que se hunda todo”. A otra: “En esta m... de democracia (...) Y claro, ante
esta brusca forma de pensar, no caben razonamientos. A este bajo nivel, ha
llevado la economía a la política, en algunos casos. Al oír decir exabruptos
así, yo sufro bastante, la verdad; puesto que conozco la historia y se lo que
ha costado conquistar la democracia, la libertad. Y además, porque no se sabe
valorar bien lo que tenemos, a pesar de que sean necesarias actualizaciones y
reformas inminentes. Con un cambio político y la eliminación de la corrupción,
entre otros males.
Hace unos días, un conocido me
pregunto en la calle: “¿Dónde están los socialistas del barrio que no se ven,
si antes había tantos”. Yo le dije: “Algunos están desanimados y cabreados, por
el retroceso que les ha supuesto la errónea economía llevada a cabo; bien
directamente, o por el paro y la precarización laboral que sufren sus hijos,
hijas, nietos. Lo cual, había que entenderlo y respetarlo, al ser tan
preocupante el futuro en general”.
Hoy el voto familiar quizá lo
orientan más los hijos que los padres. Y, si uno de ellos, con preparación y
desempleado, propone votar al diablo no es fácil enmendarlo de su error. De
todas maneras, yo diría: Hay que ser socialistas siempre. Hay que ser
socialistas antes que una veleta al vaivén del viento. Hay que superar el
hartazgo acumulado y responder con la ideología propia, al ser la mejor y más
segura para paralizar el desenfreno antisocial de la derecha y el capital.
Sin embargo, algo empieza a
cambiar en las mentes obtusas de la austeridad. Parecía que la socialdemocracia
europea no hacia nada; que el Presidente socialista francés, François Hollande,
influía poco; que el Gobierno de coalición alemán con los socialdemócratas del
SPD, no tenía efecto; que el gobierno progresista de, Matteo Renzi, en Italia
no hacía lo necesario; que los demás partidos socialistas europeos, como el
PSOE, no conseguían aplicar su política.
Si bien, algo han debido hacer,
dado que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anuncio
el día 22, la decisión del BCE de impulsar un potente plan de 1,14 billones de
euros para reactivar la inflación y el crecimiento en la zona euro. Fabricado
dinero nuevo, con el que comprar deuda pública y privada a razón de unos 60.000
millones de euros al mes, durante 19 meses. El BCE comprará 100.700 millones de
deuda española. Todo ello bajo la atenta mirada del Gobierno alemán, de la
comandante Angela Merkel.
Esta medida llega con siete años
de retraso. En ella, el Gobierno español de Mariano Rajoy no ha influido, toda
vez que se ha limitado a seguir a pie juntillas la política de austeridad
merkeliana. En esta decisión ha sido determinante, el negativo cuadro económico
de la zona euro, con las variables de
bajo crecimiento e inflación. Es un plan keynesiano y como tal positivo. ¿Se
sabrá aprovechar bien? ¿Será la luz del final del túnel de la crisis española?
Con la incapacidad para todo, de este Gobierno... me temo que no.
06.02.2015
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista