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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

lunes, 18 de mayo de 2015

En que reforma laboral se piensa

Desde que escribí en junio de 2010, el artículo "¿De qué reforma laboral se habla?" en este blog, he escrito 25 artículos más*, que hacen referencia a las dos reformas laborales habidas desde entonces. La primera, promovida por el expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que provocó la huelga general de 29 de septiembre de 2010 (29-S). La segunda, realizada por el presidente popular, Mariano Rajoy, que fue contestada con dos huelgas generales en un año, la de 29 de marzo de 2012 (29-M) y la de 14 de noviembre de 2012 (14-N). Todas ellas de 24 horas, en todos los sectores del país.  

En los comentarios he estado en contra de las dos reformas, siendo muy crítico con los cambios laborales aplicados. Sin embargo, he tratado de ayudar siempre, para que se hicieran las modificaciones más convenientes para los trabajadores, el desarrollo de las empresas, la economía, el bien de Aragón y del país. Incidiendo en lo que creía sería lo mejor y más provechoso para todos, en base a mi experiencia sindical y como mediador propuesto por la Unión General de Trabajadores (UGT), en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA), desde febrero de 2007, al principio de la crisis. Pero,  toda esta buena intención fue en vano, dado que las dos reformas fueron impuestas por los Ejecutivos y el Congreso de los Diputados de uno y otro color; rechazando en ambas, las importantísimas aportaciones que en cada momento, las principales centrales sindicales hacían.

Ante la socialista y en el artículo mencionado, yo escribí: “Sí, hace falta una reforma, pero orientada a eliminar radicalmente el enjambre de la contratación eventual y el fraude de ley que en ella se da. Y claro está, se ha de partir eliminando sustancialmente los privilegios patronales existentes de contratar y despedir temporales a su voluntad”. Añadiendo: “Se han de limitar y dar más valor económico a las contrataciones eventuales, para que las fijas florezcan de una vez”. Proponiendo así que, como ocurría en Japón, los trabajadores eventuales cobraran más que los fijos; porque por su inestabilidad laboral, deberían recibir un plus de compensación por parte del empleador. Logrando de paso, que para los empresarios llegara a ser más atrayente la contratación fija que la temporal.

Mas a este respecto no se hizo nada, sino todo lo contrario. Debido a que el fin real de esa reforma fue, que se pagara menos por despedir y que legalmente fuera más fácil hacerlo. Se legisló, pagar menos por echar a los fijos, al pasar las indemnizaciones de 45 a 33 días; abriendo así, una nueva vía para más eventualidad, al poder cubrir los puestos dejados con trabajadores más baratos. Había un vergonzoso fraude de ley en los contratos y en las causas del despido; si bien todo se cubrió con un tupido velo, ampliando las facultades empresariales y las causas para despedir. No aflorando lo suficiente, los fraudes en la contratación y los despidos individuales y colectivos no justificados, que era entre otras cosas lo que los sindicalistas deseábamos.

Se podían aprobar los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) por pérdidas actuales y “previstas”, o la disminución persistente del nivel de ingresos, como si fueran despidos preventivos, lo que era ilógico e injusto. Por tanto, ¿qué se hizo? Simplemente, todo lo dicho y en vez de cerrarlas, abrir de par en par las puertas del despido objetivo, tan usual entonces, para que salieran por ellas los trabajadores, su honor, más la basura de los abusos empresariales, al quedar impunes. Un auténtico desastre, para la clase trabajadora y los jóvenes a contratar.

Después de esto, como era de esperar, el Partido Socialista sufrió un durísimo castigo electoral por perder la confianza de los trabajadores y del movimiento sindical. Y, en consecuencia, la derecha del Partido Popular llegó al Gobierno con mayoría absoluta, teniendo en sus manos todo el poder, para deshacer de una vez derechos fundamentales e imprescindibles de los trabajadores.

Por eso, en su resentida y torpe reforma laboral de 10 de febrero de 2012, el PP amplió los motivos para facilitar más los ERE, asestó un duro golpe a la negociación colectiva, eliminó los salarios de tramitación (los que se recibían desde el momento del despido hasta la sentencia improcedente), que venían a suponer cinco meses más de salario. Se sacaron de la manga, un contrato llamado de emprendedores, con un periodo de prueba de un año, pudiendo ser despedidos los pobres chicos y chicas, cuando los principales quisieran y sin indemnización. Cándido Méndez, la llamaba con razón: “La reforma del garrote”. La misma fue injusta, ineficaz e inútil. Y, ahí sigue, aunque quizás por poco tiempo.

Nuevo “Estatuto de los Trabajadores” del PSOE

Digo esto, porque me han gustado las ideas de Pedro Sánchez, sobre el nuevo Estatuto de los Trabajadores que si ganan las elecciones están pensando aprobar, derogando este melodramático folletín de reforma laboral. Hacía años, que a los sindicalistas el PSOE no nos daba una alegría. Por fin parece que se iría en la dirección correcta, gobernando para limitar la temporalidad al porcentaje medio de la Unión Europea, al prometer bajarla del 24% a un 15% en cuatro años. Eliminando además, los fraudes contractuales y con efecto en los despidos.

De manera que, se esta pensando en únicamente tres tipos de contrato: indefinido, temporal, formativo con contrato de relevo. Los temporales tendrán un limite máximo de un año, pudiéndose reducir a medio año o ampliarse a dos en los convenios colectivos. No permitiéndose que se sea temporal durante más de dos años. La temporalidad consentida se fijará en la negociación colectiva de cada sector. Si se infringe la ley, se incrementaran las cotizaciones. No habrá contratación temporal sin causa. Se vinculará el contrato al puesto de trabajo.

Se clarificarán “los falsos autónomos”. Quieren que sean los sindicatos y no los comités de empresa los que negocien los convenios. Lo que me parece fabuloso, puesto que siempre he pensado que tendrían que ser los trabajadores organizados los que decidieran sobre la negociación colectiva, teniendo derecho los demás a ser puntualmente informados. Reformar el trabajo a “tiempo parcial”, para evitar situaciones de explotación. Rechazan, como yo, el “contrato único”, dado que supondría la conversión de todos los trabajadores en temporales y precarios. Los subcontratados por una empresa, cobrarán lo mismo que los empleados de su plantilla. Acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres. Vincular los salarios a la productividad, lo cual me gusta menos. Clarificándose el papel y la financiación de los agentes sociales.

En definitiva, según la secretaria de Empleo del PSOE, Luz Rodríguez: Que este ordenamiento vuelva a ser “una carta laboral, para recuperar los derechos de los trabajadores desvastados por la crisis y las contrarreformas del PP”. Yo diría y de Zapatero.

Aún con todo, en las próximas elecciones autonómicas y municipales del 24-M, sigamos confiando en el PSOE, porque está sabiendo corregir sus errores y para los trabajadores es el mejor... sin duda.

18.05.2015                             Fernando Bolea Rubio
Sindicalista


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