En la compleja situación que se encuentra el país,
por la dificultad de formar un gobierno que responda a los intereses de cambio
y superación, expresados por las españolas y los españoles en las urnas el 20-D; se están configurando
dos formas de actuación política totalmente contradictorias. Un bloque para mí
de buena fe con los electores, de PSOE-C´s que quiere gobernar España sin más
dilación; con otro partidista menos leal de PP-Podemos que lo desean impedir.
Así, hacen todo lo posible para que no se pueda pactar un nuevo ejecutivo,
buscando que las elecciones se tengan que repetir en junio, porque piensan que
obtendrían mejores resultados. El Partido Popular lo hace como última esperanza
para poder volver a gobernar. Podemos (PO) intenta hacer realidad su sueño de
sobrepasar al Partido Socialista, quedando como primer partido de la izquierda,
siendo Pablo Manuel Iglesias el líder de la oposición.
Sin embargo, nada de eso va a ocurrir. En los dos
meses desde las elecciones, Mariano Rajoy se ha quedado noqueado y fuera de la
carrera electoral, siendo hoy un líder quemado y amortizado que en su propio
partido quieren retirar. Debido a que, ninguna otra formación lo quiere a su
lado para gobernar, por su negativa política de siempre, su grandioso error de
no presentarse al acto de investidura que el jefe del Estado le encomendó, por
el elevado nivel de corrupción que al PP corroe. Para Antonio Elorza: “No es ya
la corrupción en un partido, sino un partido hecho corrupción”. El caciquil feo
gesto de Rajoy al no querer estrechar la mano que Pedro Sánchez le había
tendido delante de la prensa, fue suficiente para demostrar el carácter
vengativo de ese personaje.
Pero como la mala hierba, el mal político se
extiende. Y así, caído Rajoy; en el PP, la derecha, las Ibex, quieren llevarse
por delante a Pedro Sánchez también, porque la piedra en el zapato de su
derogación de la reforma laboral les duele y se la quieren quitar. Si bien, hoy
la política con mayúscula está con Pedro Sánchez, siendo el mejor situado para
encarar esas hipotéticas elecciones en caso de convocarse. Por su total entrega
a formar el gobierno que el Rey le ha encomendado, dando la imagen renovadora
que se necesita, proponiendo una política progresista y reformista de la que
los españoles se pueden fiar. Según Bill Gates: “Sólo el socialismo puede
salvar al mundo; el sector privado es inepto”.
El caso de PO es singular. Al final se hacen
realidad los peores pronósticos que sobre su líder yo tenía, al demostrar con
total claridad que su ambición personal lo ciega haciendo imposible que se
pueda gobernar con él. Solo es un pequeño matón al que los estimables
resultados electorales que obtuvo le han nublado la mente. Ya se considera que
es el vicepresidente del gobierno con más atribuciones que las del presidente,
sin que nadie lo haya designado. Lo quiere todo para él, la vicepresidencia, el
control del CNI, el CIS y el BOE, no dejando casi nada para los demás. Él se ha
nombrado e instalado en ese cargo, dando la apariencia de que él será el
verdadero presidente del gobierno, siendo Pedro Sánchez su mandado a todos los
efectos. Otra auténtica bufonada.
¿Pero que locura es esta? ¿Este irresponsable e
inepto político de donde ha salido? ¿Cómo es posible que la gente no se de más
cuenta de las malas andanzas de este individuo? Ha pasado de la extrema
izquierda, al populismo y la demagogia, quedándose en ese estado hasta que los
españoles no lo terminen de descubrir. Moisés Naim acaba de escribir: “El
demagogo es quien predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe
que son idiotas”.
Con esas formas de proceder, pronto la coalición
electoral de PO y sus socios catalanes, valencianos y gallegos, se dividirán en
al menos cuatro opciones diferentes y enfrentadas entre sí, como en la
ultraizquierda ocurre siempre. Ya lo están mucho, porque no tiene ninguna
explicación convincente el que PO no haya nombrado aún la comisión negociadora,
que se ha de sentar con la del PSOE para negociar y pactar los entresijos del gobierno
que se pretende. ¿Acaso Pablo Manuel no se fía de nadie y teme que él diga una
cosa en los medios y sus negociadores pacten otra diferente en la mesa?
Yo diría más. Actualmente, PO no está preparado para
negociar ni para gobernar. Si lo hiciera se rompería internamente. Han sido
tantas y tan bárbaras las descalificaciones que sobre la política y los
socialistas han dicho, que sin el tiempo necesario no se pueden enmendar, sin
que se rompan hasta los platos de la cocina. Lo que hace pocas fechas era muy
malo, de pronto no se puede entender como muy bueno. Asimismo, el gobernar
desgasta y no gusta. Por lo tanto, creo que ese partido de un espectáculo
mediático irá a otro, pero sin asumir ningún tipo de compromiso y
responsabilidad. ¿Se beneficiará el PP de todo esto? Por supuesto que sí, ya lo
está haciendo, porque por culpa de sus dirigentes los votos de PO van a
resultar ser inútiles. Votos tirados por el estanque del populismo y la
demagogia, que no van a servir para quitarle el gobierno a la derecha, ni para
conseguir avances sustanciales. Que todo esto se valore, si es necesario volver
a votar.
Además, con la perspectiva de nuevas elecciones, PO
no querrá cambiar de repente su discurso ni su programa para formar gobierno,
porque en esas posibles elecciones perdería gancho electoral. El PSOE dice:
“Iglesias se ha pasado de frenada” al pedir tantas prebendas para sí. Aunque
hay que saber, que los radicales cuando hay que frenar siempre aceleran, por
miedo a que sus fieles los tachen de haber cedido. Quieren parar acelerando y
se estrellan contra la pared. Sí fuera así, quedaría alguna pequeña posibilidad
de entendimiento con los socialistas.
El Partido Socialista y Pedro Sánchez, parecen estar
interesados en llegar a un acuerdo con Ciudadanos, que puede estar cerca de
conseguirse. Y a otro pacto con PO, sin que ambos sean incompatibles entre
ellos y con el programa del PSOE. Este segundo, si se alcanza será en el último
momento, pero con la intransigente postura de PO, dudo mucho que se pueda lograr.
Quizá sería factible si como el historiador Santos Juliá dice: “Si Podemos
evitara alguna nueva payasada”.
Iglesias no quiere que Sánchez llegue a ser
Presidente del Gobierno ni tan siquiera un día, dado que como líder de la
izquierda se fortalecería mucho más, quedando él detrás suyo... para la
eternidad.
19.02.2016
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista