Más que a políticos, hay que votar políticas
determinadas que sean acordes con la defensa de nuestros intereses, con las
ideologías que profesamos, pensando en el futuro que les queremos dejar a
nuestros descendientes. Sin embargo, las conversaciones y los debates alusivos
en la sociedad y en los medios no van por allí, al anteponer lo superficial a
lo sustancial. Se habla de Rajoy o
Santamaría, cuando uno y otra harían los mismos recortes sociales porque su
política de derechas es la misma. Igualmente se piensa en quién será mejor,
Sánchez o Iglesias u otros; sí bien, esa apreciación ha de ser más completa,
poniendo a favor o en contra de los candidatos,
alicientes determinantes -como qué representan, su programa, la
credibilidad-, que orienten nuestra decisión.
Las personas de clase media y baja que opten por el
Partido Popular, ya pueden saber lo que les espera. Sufrir durante cuatro años
más, una política gubernamental que descaradamente va contra ellas,
deteriorando insensiblemente el Estado del bienestar dado que su misión en la
vida es, que los que más tienen paguen menos impuestos. A la vez, que
particular y colectivamente, infinidad de cargos públicos de ese partido se van
corrompiendo, como ahora ocurre, haciendo escandalosos negocios con el
patrimonio público, cuando ellos tendrían que ser sus mejores guardianes en
beneficio de la sociedad.
En el caso de los trabajadores, padecerían nuevas
reformas laborales, reducciones salariales, pérdidas de derechos, no recuperar
el poder de la negociación colectiva, llevada por los populares a la mínima
influencia para los asalariados en la ultima legislatura. Los jóvenes seguirían
sin futuro, padeciendo inestabilidad laboral con sus continuos contratos
basura, teniendo que ir al extranjero para poder trabajar decentemente. Siendo
durante todo el tiempo que el PP gobierne, “pobres con empleo”, que es la mayor
bajeza que un trabajador cumplidor y honesto soporta. Según la EPA, el paro
continua siendo del 21%.
Los mayores vivirían cuatro años más con pensiones
en constante pérdida de poder adquisitivo, disminuyendo su poder de compra y su
autonomía económica; después de toda una vida trabajando y cotizando. En los
últimos años el PP ha eliminado derechos, libertades, servicios esenciales, leyes
fundamentales de la legislación laboral, dejando poco en pie. En una
legislatura más, querrían recortar hasta el aire que respiran los pobres. El
que no lo vea así, los dioses de la derecha le harán comprender. Una
legislatura nueva gobernando el PP supondría, un crecimiento mayor de las
políticas de desigualdad. Si en los últimos años han empobrecido y arruinado a
muchos hogares españoles, cuatro más con su salvaje política económica y
social, llevarían a los trabajadores en muchos aspectos, a un tercermundismo
innegable. Así, ni Rajoy ni Santamaría, ni nadie del PP, ni de la derecha,
deben gobernar España, porque su política es injusta y desigual.
Por el contrario, el Partido Socialista con Pedro
Sánchez siendo presidente del Gobierno, trataría de enmendar esas políticas
desastrosas para la mayoría, tal como se prometió con el giro a la izquierda
que él propuso. Que recogía, la derogación de las dos últimas reformas
laborales, con el compromiso de pactar con los agentes sociales un nuevo
Estatuto de los Trabajadores, que recuperara lo perdido en ellas por la reforma
del presidente socialista Zapatero, y por la posterior de Rajoy. Lo que
permitiría, que la clase trabajadora volviera a estar bien atendida, al
disponer de una legislación más justa y conveniente.
Recuperando la ley de dependencia. Gobernando para
bajar la temporalidad de los contratos a la media europea del 15%, en cuatro
años. La eventualidad consentida se fijara en la negociación colectiva de cada
sector. Permitiendo que sean las secciones sindicales de los sindicatos y no
los comités de empresa, los que negocien los convenios. Los subcontratados por
una empresa, cobrarían lo mismo que los empleados de su plantilla, haciéndose
justicia por fin. En definitiva, aplicando una carta laboral que recupere los
derechos de los trabajadores, devastados por la crisis y las reformas
laborales. En mi opinión, la socialdemocracia que el PSOE representa, es la
mejor política.
Pero claro, para poderlo hacer el PSOE necesita
tener más votos y diputados, de los conseguidos en las legislativas de
diciembre. Al no ser así, Pedro Sánchez, ha tenido que hacer juegos malabares,
tratando de conseguir mayoría de la única manera que se podía hacer, con votos
de Podemos por la izquierda y trasversales de Ciudadanos por la derecha; aunque
finalmente, la intransigencia de Pablo Manuel Iglesias y las gentes afines a
él, han hecho imposible la operación. Eso sí, con mucho coste interno, porque
han dividido el partido, al haber entre ellos sensibilidades proclives a las
tesis del Partido Socialista.
Sí ha quedado claro en este tiempo que, el PSOE no
ha pactado con el PP, como los radicales de
izquierda le acusaban (PP-PSOE la misma m... es), engañando a muchos
votantes; que Pedro Sánchez ha cumplido a rajatabla los acuerdos del comité
federal socialista, de no pactar con partidos independentistas, demostrando que
no quería ser presidente del Gobierno a cualquier precio, como en la derecha
decían; le han parado los pies a Podemos, al no aceptar su extravagante y provocadora
propuesta, de la ocupación de la vicepresidencia del Gobierno, junto con varios
ministerios más.
Tal como vengo escribiendo, Podemos no ha deseado
que un socialista sea el Presidente del Gobierno. Ernesto Ekaizer ha dicho:
“Pablo Iglesias no ha querido quitar a Mariano Rajoy, ha querido quitar a Pedro
Sánchez”. Sin embargo, la partida no acaba aquí, porque todo lo mal hecho
repercutirá negativamente en ellos. Pedro por su parte dice: “El cambio se
aplaza dos meses... pero llegará”. El 26-J, los españoles tienen la palabra: ¡O
Sánchez o Rajoy! ¡Izquierda o derecha! No hay más.
29.04.2016
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista