Basta de bromas. En los últimos días se ha extendido
el rumor de que la baronesa andaluza, Susana Díaz, quiere arrebatarle la
secretaría general del PSOE al actual líder, Pedro Sánchez; quedando así, bien
situada para ser a medio plazo la candidata socialista en las elecciones
generales. Sí fuera así, se demostraría claramente que Díaz solo es pura
codicia de poder, de la que teniendo mucho quiere más sin ningún limite y a
costa de lo que sea. De ser cierto, los afiliados y los votantes tendrían que
abrir bien los ojos y desenmascarar sus ambiciones personales de una vez, o pronto el PSOE lo
lamentaría. Sería como querer ser la novia en la boda y la difunta en el
funeral.
Ante su codicia desmedida, el mejor antídoto sería
la indeferencia general de las afiliadas y los afiliados, no haciendo caso a lo
que de ella se pueda decir. Debiéndose dejar claro, que el legado socialista
andaluz, lo obtuvieron Felipe González, Alfonso Guerra, Manolo Chaves; Susana
vive únicamente, de la herencia que estos grandes socialistas le dejaron, de
poco más.
Sería gravísimo, que ante lo difícil que le esta
resultando al Partido Socialista formar el nuevo gobierno, el que ella saltara
a por lo suyo con la clara consecuencia de dividir más el partido, encabezando
una guerra interna de grandes dimensiones, que podría llevar al partido al más
rotundo fracaso y a la mayor crisis de su historia. En provecho de la derecha
del Partido Popular y de los emergentes de Podemos, que lograrían su pretendido
sorpasso a los socialistas con suma facilidad. Nadie podría explicar, que en
este momento tan delicado para los socialistas y para la izquierda; desde
dentro del partido, se dinamitara la posibilidad de que Sánchez fuera el
próximo Presidente del Gobierno, sólo por el capricho e interés de una persona.
Susana Díaz significaría un lamentable giro del PSOE a la derecha. Rajoy lleva
tiempo esperándola.
A mi parecer, actualmente su candidatura sería un
autentico fracaso electoral. Quizá, tuvo su oportunidad cuando en el PSOE no
había ni líder ni dirección. Entonces (mayo de 2014), hasta yo la apoyé, con un
artículo de opinión publicado aquí e incluso en la prensa, al objeto de
levantar la moral demostrando que aún quedaba algo. Pero hoy las circunstancias
son muy diferentes, existe un buen líder, Pedro Sánchez, y sin duda, los
resultados de ella en las urnas serían peores a los de él. Como es sabido,
Susana tiene cierto predicamento de Despeñaperros para abajo y casi nula
notoriedad de allí para arriba. En unos días le bajará la fiebre.
Sin embargo, pienso, que posiblemente esta es una
ficticia estación más del calvario al que se somete al secretario general,
desde los graneros criticos a Sánchez, con la colaboración de la estructura
socialista andaluza, siempre en la voz del secretario de organización andaluz,
el fiel Juan Cornejo, que unos días dice y otros se desdice. Y de la propia
interesada, que se deja querer demasiado sin desmentir de inmediato las
campañas de postureo que se le hacen; sin importarle, claro está, las
consecuencias negativas que para el partido conllevan. Todo ello, con la
colaboración de algunos medios voraces de la derecha.
En esta ocasión, yo pienso que la operación de acoso
y derribo a Sánchez, presuntamente se preparó desde el entorno de los críticos
madrileños. A la vez creo, que esta nueva hazaña no va a tener mucho más
alcance. El hecho de que el comité federal decida mañana retrasar el congreso,
hasta la formación de Gobierno, será una buena prueba del dominio que la
ejecutiva federal tiene del partido y de la situación.
El límite para formar gobierno es el 2 de mayo,
falta por lo tanto un mes que, es mucho tiempo, para alcanzar un ejecutivo de
coalición trasversal entre el PSOE, C´s y Podemos; el baile a tres, que los
socialistas proponen. Para llegar a un acuerdo, Pedro Sánchez plantea buenas
propuestas: hablar de desigualdad, de una agencia social, hay ya 200 medidas
pactadas entre socialistas y ciudadanos sobre regeneración democrática y otros
asuntos, con el pacto sería una nueva forma de hacer política en España, dice
que en tiempos extraordinarios hacen falta medidas extraordinarias, él sabe que
con 90 diputados es difícil hacer un gobierno socialista monocolor, no se opone
a que en el Gobierno haya representantes de Podemos y Ciudadanos. Propone hacer
un gobierno de las fuerzas políticas del cambio, busca la predisposición de
Podemos para pactar el paso izquierdo que le falta. Quiere ser realista, pero
también soñar.
¿Será posible alcanzar el pacto tripartito que se
pretende? De momento, todos fijan la vista en la estimación de voto del próximo
barómetro del CIS, que se publicará a principios de abril, dado que puede ser
determinante. Los políticos están a la espera de ese barómetro, para tomar
decisiones de pacto o de elecciones. ¿Habrá acuerdo y foto final? Yo empiezo a
pensar que sí, en un porcentaje de 60-40 %. El clima... mejora en primavera.
1.04.2016
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista