España
o es industrial o económicamente será poco. Sin un sector secundario fuerte, la
presente economía terciaria de servicios: bar, sol y playa con precarización
laboral y salarios propina; seguirá siendo, un bien escaso de temporada. Con el
peso de un comercio, sin consumo por la crisis y grandes superficies
comerciales inactivas; regido por un sistema laboral de inestabilidad y
sufrimiento, por la constante eventualidad contractual. En el sector primario,
una agricultura con heridas de abandono, corta rentabilidad, necesidad de
modernización, escasamente ocupacional, bajos sueldos, sin suficiente
iniciativa e interés agroindustrial; no aporta a la colectividad la riqueza que
se le espera.
De
modo que, el país tiene que serenarse e ir pensando como se puede conseguir una
mayor industrialización, asegurando la que ahora existe con candados unitarios,
para no ir a peor. En mi opinión, es la única expectativa que queda para
remontar la crisis y por ende, el empleo y el bienestar. Sin suficiente
industria, no subirán debidamente los salarios y, sin estos crecer más, no
saldremos de la crisis al necesitar el moribundo consumo, el brote verde de esa
reactivación. Para la presidenta de Siemens España, Rosa García: “Hablar de
industria es hablar de calidad de vida, riqueza, desarrollo económico”. Para la
Comisión de Estrategias Industriales en Aragón: “Hay que situar la industria en
el primer plano de las preocupaciones ciudadanas”, pero el proceso de
desindustrialización de España se esta acelerando. La industria acumula una
caída del 6,5% anual.
La
visión y objetivo ha de ser, aumentar la participación de la industria un 10%
en el PIB, con otro paso en favor de la excelencia de un 5% añadido. De los 10
países más competitivos del mundo, en cinco de ellos el peso del PIB industrial
supera el 20%. A nivel mundial, la industria representa un 16% del PIB. En
España el 15%. En la Unión Europea la media es del 20%. En Alemania alcanza el
25%. Aragón se halla en la zona intermedia de la Unión Europea. De inicio, se
debería tratar de recuperar los porcentajes de industrialización, que se
llegaron a tener y que las diferentes crisis e incompetencias de todo tipo, han
ido destruyendo. Cada vez que recuerdo, la cantidad de empresas medias y
pequeñas conocidas -mayormente industriales-, que en la comunidad aragonesa se
han cerrado en los últimos 36 años, me doy cuenta de que algo fundamental para
todos ha dejado de existir, para no volver, si no se pone empeño y afán
colectivo en recuperarlo. Yendo juntos, gobiernos, agentes sociales, empresas,
trabajadores, banca, universidad, colegios profesionales, medios de
comunicación.
En
esta idea, me parece orientador y necesario conocer experiencias que a modo de
brújula ayuden a recorrer el camino, antes de que la dejadez continua y la
maleza tapen la senda impidiendo caminar. En los últimos años, la industria sin
nadie que políticamente la defendiera, ha estado tan desatendida que urge, como
iniciativa de consenso, dar algún ejemplo de la capacidad empresarial y laboral
disponible; tanto como del alto nivel profesional que se posee, porque no
partimos de cero. Todo lo contrario, en relaciones laborales, el sector de
automoción español es posiblemente el más avanzado del mundo, tal como la
realidad de GM España demuestra. El 5 de octubre, en el Pregón de las Fiestas
de El Pilar, su Comisión Negociadora (Dirección-Comité de Empresa), “por el
clima de entendimiento y diálogo demostrado a lo largo de muchos años”, ha sido
reconocida por el Ayuntamiento de Zaragoza, con el galardón de Hijos Adoptivos
de la ciudad. Siendo pedagógico e interesante el discurso que pronunció en el acto oficial, el Teniente de Alcalde socialista, CarlosPérez Anadón. Yo pienso que un sindicalista no
negociador no lo es y si solo es negociador sin la mayoría de los trabajadores
detrás tampoco.
La
magia de GM España consiste, en considerar a las personas como el factor más
importante, junto al entendimiento laboral, la participación, con relaciones
laborales de cierto consenso y confianza entre las partes, en un sistema
Gana-Gana, teniendo flexibilidad productiva, con estabilidad contractual total
a modo de compensación. Sin duda, la experiencia sociolaboral vivida y la
transformación experimentada en esta compañía, es esencial y lo inicial a
descubrir en los procesos de cambios socioindustriales en estudio. Parte de lo
que allí y en el sector de automoción ocurre, esta comentado en mis artículos
de este blog: “Patronales con ideas de papelera”, sistemas de confrontación o
de participación. Y en el titulado: “Y los empresarios reales... ¿Dónde
están?”, dos modelos de sindicalismo.
En
estos años de decadencia económica, recesión, caída de inversión general; lo
mismo GM España, que la mayoría de las marcas de automóviles instaladas en el
país, han anunciando fuertes inversiones y la fabricación de nuevos modelos (en
Zaragoza dos más, el Opel Mokka y el C3 Picasso; junto con nuevas generaciones
del Corsa y el Meriva). Los cuáles, garantizarán el empleo a muchos miles de personas,
durante varios años; asegurando, la continuidad de las plantas de montaje y de
numerosas empresas proveedoras; junto, con infinidad de empleos indirectos en
las zonas de influencia. En el sector, todos sabemos que este fenómeno inversor
se debe, al sistema industrial y laboral implantado, con la alta
profesionalidad existente a todos los niveles. Así como, por la confianza -sin
miedos- que a los ejecutivos les da saber que, sus decisiones inversoras se van
a desarrollar con seguridad y rentabilidad, por la calidad de fabricación y el
compromiso existente. En GM España, nunca se ha dejado de fabricar un vehículo
que se podía vender.
Sin
embargo, el Gobierno Rajoy, que esta pudriendo la industria y el valor del
trabajo con su destructiva política laboral, se quiere sumar a la fiesta
inversora del motor sin haber sido invitado. Patéticamente se le oye decir, que
las flores que resplandecen en el auto,
las hizo brotar su reforma laboral, cuando la misma en el sector ni tan
siquiera se aplica. No se usa. Allí esta muerta, finiquitada, porque sus
postulados son totalmente opuestos a los acuerdos de automoción. Su joya
laboral, en vez de asentarse en las
personas las desprecia, desprotege, humilla; sin saber que, la colaboración de
los trabajadores en la Mejora Continua, ninguna legislación laboral la puede
imponer. Ni se da, si no es de manera voluntaria y recibiendo compensación a
cambio de una aportación, que la ley no exige. El que no sepa esto... es, un
cepo en las ruedas, un ceporro industrial, el espejo retrovisor al que el
futuro no mira.
El
ministro Cristóbal Montoro, dice hoy en El País (últimamente se les ve mucho
por ese periódico): “Coja los grandes acuerdos que están llevando a las grandes
multinacionales a invertir en España. En el sector del automóvil han hecho
acuerdos de flexibilidad. Uno ve a CCOO y UGT maldiciendo la reforma laboral,
pero luego ve a esos mismos sindicatos que llegan a unos acuerdos que son los
mejores de Europa y que permiten que esas empresas no cierren, sino que vayan
adelante y atraigan inversiones. Son los mismos sindicatos”.
Sí,
son los mismos sindicatos, pero no los mismos acuerdos, ni el mismo tipo de
flexibilidad a la que alude el señor Montoro. La de la reforma es, de
inestabilidad laboral total de los trabajadores en las empresas. La
flexibilidad pactada en el automóvil es, de estabilidad laboral total de los
trabajadores en las empresas. Porque, una cosa es la negativa flexibilidad
contractual y otra la positiva flexibilidad productiva. La flexibilidad laboral
productiva -con bolsas compensadas de horas o días-, se implantó en el sector
de automoción hace años (en GM España el 1 de febrero de 2002, sabe usted),
amoldándose los calendarios de trabajo a las necesidades de producción; entre
otras cosas, para evitar ir al desempleo en periodos de caída de ventas.
Sin
embargo, ese tipo de flexibilidad no tiene nada que ver con la otra. Para los
trabajadores, son como la noche al día. La diferencia consiste, en que
garantizando la estabilidad de los trabajadores en sus puestos de trabajo, los
sindicatos pactan otras medidas beneficiosas para las dos partes. Por hablar
como este ministro, el de industria se quedó con la palabra en la boca en un
reciente acto en la Fábrica de GM España, dado que el Comité de Empresa, ese
que acaba de ser galardonado, se levantó de sus asientos y abandonaron la sala.
Saben que mienten y no paran, queriendo aprovechándose de un éxito que es de
los sindicatos españoles y no suyo.
Este
Gobierno no quiere ver ni lo de bueno que tiene delante. Su misión es otra,
saquear a los trabajadores para postrar sus cabezas ante el capital. Pero han
de saber que, el movimiento obrero aún no esta vencido. Ni lo vencerán. Y,
menos, en automoción.
27.10.2013
Fernando
Bolea Rubio
Sindicalista