Es necesario un despertar general, con ideas progresistas
claras. Con los ciudadanos influyendo en la política, saltando a la calle para
protestar, llenando las urnas votando para no perder la democracia y la
libertad. Así de claro. No hay que permitir que esta sucia derecha envíe al
cuarto del horror, la mejor oportunidad de la historia de ser un país
respetable, con personas cultas viviendo en la ética y la prosperidad. Con
igualdad de oportunidades. Una constitución que guíe y ampare. En un Estado del
bienestar ascendente y justo para las capas medias y bajas.
Teniendo derechos, leyes laborales y civiles. Con
sanidad, educación, protección social sublime. Salarios y sistemas de trabajo
dignos. Donde se trabaje con grandeza. En el que se pueda respirar y comer, sin
que los pobres tiemblen de frío en invierno, ni que niños tengan que estudiar
en la cama tapados, como ahora ocurre, porque pueden o se les ayuda a pagar la
luz. Siendo las personas mayores: respetadas, atendidas, protegidas.
Todo
esto prácticamente lo teníamos conseguido. Pero han bastado dos años de
Gobierno del Partido Popular, con sus recortes y retrocesos ideológicamente
indignos, para que el castillo social y de protección se derrumbara a ritmo
ascendente. El Presidente, Mariano Rajoy, no tiene lucidez intelectual ni
política; sin embargo, aún a lo tonto, su firmeza es total gobernando para su
clase. Su revolución neoconservadora continúa. Aunque casi nadie se da cuenta o
la valora como tal. Si bien, su inconsciencia y atrevimiento pueden chocar con
la pared de la izquierda sindical y política, si se saben unir y deciden
actuar.
Lo
que esta pasando es más serio de lo que parece. El Gobierno les ha quitado a
las mujeres, la decisión de abortar; al haber aprobado un retroceso de 30 años,
en esta materia. Por lo que ha recibido las alabanzas de la ultraderecha gala,
con la repulsa de las personas avanzadas del mundo. La ministra francesa de la
mujer considera “un retroceso” la ley del aborto española. Con la nueva Ley de
Seguridad Ciudadana, el Ejecutivo quiere frenar la movilización ciudadana, sin
salvaguardar derechos civiles, cortando las libertades. Interviniendo la
policía contra los manifestantes con procedimientos propios de una dictadura,
no de una democracia. Hasta han comprado un camión “botijo” hiere personas con
chorros de agua. ¿Tanto miedo tienen a la gente? Acaban de congelar el Salario
Mínimo Interprofesional en 645,30 euros al mes. El francés dobla al español con
1.430 euros. ¡Que vergüenza!
Como
he oído decir, el Partido Popular ha convertido el país en una parroquia. Sin
que les avergüence el nivel de pobreza alcanzado y, el que infinidad de
ciudadanos la atiendan por sí mismos, con limosnas o compra de alimentos, por
la desatención total del Gobierno a los necesitados. España ha llegado a ser un
país miserable e injusto, con tres millones de personas en situación de pobreza
severa, que viven con menos de 307 euros al mes. Con más del 21% de sus hijos e
hijas en las garras de la pobreza. De un Estado social de derecho, la derecha
lleva el país al imperio de la limosna. A la vez que grandes fortunas, empresas
y ricos evaden impuestos. Esto no puede ser. Es hora de decir: Con mi
tolerancia ¡NO! Procediendo en consecuencia.
¿Cómo?
Muy sencillamente. Que se unan las personas de buena fe, haciendo que las
fuentes broten. Entendiendo como tales, la fuente de la izquierda del PSOE, la
de IU, otras minoritarias y necesarias. Con los sindicatos UGT y CCOO más otros
pequeños si así lo consideran. Llegando a los manantiales de las mareas, que
han independizado su solidaridad con camisetas de colores; cuando urge, una
camiseta única de color clase popular y en beneficio de esta causa general. En
mi opinión, debe haber una derecha democrática normal, como la alemana o
francesa. Sin la involución ideológica post Margaret Thatcher de Mariano Rajoy.
Que no gobierne para agradar a la ultraderecha de azul y correajes. A la del
escapulario. Con sus Tea Party internos, Opus Dei y FAES rondando por allí.
¡Qué castigo!
¿Eso
sería otro Frente Popular, como antaño? No lo sé. Pero si lo fuera ¿qué?¿Que
esa situación nos llevaría a una revuelta? ¿Por qué? ¿Es que aún hay caciques y
militares golpistas? Si fuera así, habría más motivos para hacerlo. El miedo
que lo tenga quien se lo merece. Las clases populares no. A mí ni me han
vencido, ni me he rendido. Quiero pelear dialécticamente para paralizar este
derrumbe del país.
En
consecuencia, empezaré lanzando al aire que, España es el único país donde la
derecha al neoconservadurismo lo llama liberalismo. Si como se dice, el PSOE y
el PP son igual (PP-PSOE la misma M... es, se grita), ¿por qué cuando uno de
los dos llega a gobernar, cambia la política de educación? Si la izquierda y la
derecha son iguales, ¿por qué se tuvieron que fundar los partidos de izquierda?
En términos de corrupción, más del 90% de los políticos son honrados. Como un
periodista dijo: “Los sindicalistas son muy buena gente”. Y, como un amigo
comenta: “Ser líder significa sacrificar la vida”.
Tenemos
una juventud desclasada, sin ideologizar lo necesario, algo boba al poseer
escaso entendimiento de lo que ocurre. Siendo demasiado derechista sin saber
bien por qué, debido a su incultura política y falta de algunos valores
esenciales. Que cada joven se indague a si mismo. El neoliberalismo gobernante
no le tiene miedo a esta juventud, como la derecha de entonces le tenía a la de
los años setenta gloriosos. Aún le tienen algún temor, a los restos
vanguardistas que quedan de la época, porque piensan y se rebelan.
Al
profesor de Izquierda Unida, Juan Manuel Aragües Estragués, le he oído decir:
“El que se manifiesta en contra de la privatización de la sanidad, aunque no lo
sepa es de izquierdas”. Sí, puede ser; pero será poco de izquierdas, dado que
alcanzar ese grado sin que la amiga o amigo revolucionario lo sepa, es un
bastón para poco camino.
En
verdad, yo soy socialdemócrata o socialista democrático que igual me da. Y si
el PSOE mi partido deja de serlo, trato de que lo vuelva a ser. Porque si no es
así, la ideología que proceso no la encontraré en ninguna otra formación. Ni
esa, tendría la capacidad necesaria para vencer electoralmente a la derecha,
por muchos que sean los discursos y las fábulas que se puedan contar. Procedo
de la ideología política y sindical de Pablo Iglesias -la de los viejos ugetistas,
que contaban las perras gordas una a una y hasta que no les cuadraba la caja no
se iban a dormir-. Y en ella, me mantendré siempre. Digo esto, porque me parece
una pérdida de tiempo inútil, tanto como una estrategia estéril, el que los
partidos minoritarios y principalmente Izquierda Unida, piense más en arrebatar
votos a los socialistas que en plasmar con ellos, una alternativa de la
izquierda creíble y posible.
En
las próximas elecciones y a fin de evitar males mayores, al PP hay que
apartarlo del Gobierno. Mariano Rajoy no está a la altura de esta nación, para
seguir siendo Presidente del Gobierno, como todo el mundo sabe. Mas eso no se
consigue con medias tintas y la izquierda mirándose mal entre sí. Nuevos
experimentos con mareas: 15 M, u otras; ayudarán, pero no son suficientes para
ganar las elecciones. Se ha de partir de lo real, de lo seguro. Sabiéndose de
antemano que, en la izquierda, hay que contar con el PSOE. Sin el PSOE no se
puede hacer nada. Por tanto, de esta realidad hay que partir y ese ha de ser el
primer reto que los progresistas han de conseguir.
El
primer y el último paso a dar debería ser, unidad de acción de la izquierda,
con gobiernos de coalición posteriores PSOE-IU a lo largo del Estado español.
Eso sí, este no tendría que ser otro experimento de la izquierda fracasado,
para levantar de una vez la moral del progresismo español. Y también, la de los
4.386.127 votantes perdidos por los socialistas el 20-N de 2.011. Siendo esta
posiblemente, una parte alta del voto útil que el PSOE recibía.
Con
una reflexión final. El Partido Socialista tiene la mayor culpa de la desunión de la
izquierda; ya que, ha preferido demasiadas veces gobernar con los
nacionalistas, antes que con Izquierda Unida. En esos desencuentros, influyeron
desavenencias personales y políticas entre los líderes, siendo quizá las más
vistosas las protagonizadas por Felipe González y Julio Anguita. Empeñado este último,
en el irreal “sorpasso” -según el cual
IU debía aspirar a sobrepasar al PSOE, ocupando su espacio electoral-. Se alió
con personajes del PP, como José Maria Aznar, haciendo entre ambos una “pinza”
al PSOE que fracasó.
Sin
embargo, ahora que esas desviaciones y episodios de bufa no se dan. Se ha de
entender, que a los socialistas les iría muy bien contar con políticos de IU en
sus futuros gobiernos. Les podrían evitar, caer de nuevo en algunas lisonjas
neoliberales... En esas políticas que, una y otra vez, les hacen besar la lona.
28.12.2013 Fernando Bolea Rubio
Sindicalista