Al
imaginar que los sindicatos están más débiles, debido a las campañas de
demolición para hacerlos caer y por los supuestos errores administrativos que
han podido cometer, van surgiendo debates, en los que se lanzan sobre ellos,
mensajes desconcertantes y de la trayectoria que deberían seguir; por parte de
personas de círculos interesados, ideológicamente diferentes, o desconocedoras
de lo que las centrales sindicales son y hacen. En la actividad sindical no se
puede errar ni flaquear, porque los ángeles del infierno se ponen a
enredar.
Por
eso, en la cadena SER, hablando del papel de los sindicatos con el profesor
Sandalio Gómez, al que conozco personalmente y tengo en consideración, se
hicieron las preguntas siguientes: “¿Funcionan los sindicatos? ¿Necesitan un
cambio de rumbo? ¿Una nueva forma de sindicalismo más independiente? ¿Nueva
forma de sindicalismo? ¿Hacerse más flexibles? ¿Transparentes? El periodista,
Carles Francino, inició la entrevista diciendo: “Hay que ser muy tonto para no
ver que hay una campaña por parte de sectores a veces reaccionarios en contra
de los sindicatos”. A lo que el entrevistado comentó ciertamente: “El
sindicalismo es absolutamente necesario en la sociedad en que vivimos”.
Se
dijo que la reputación de los sindicatos está bajo mínimos, que la afiliación
es baja, la confianza y la credibilidad la están perdiendo a chorros, en el
fondo es una crisis institucional y un buen momento para que los sindicatos se
planteen la necesidad de decir ¿a dónde vamos? ¿qué hacemos? Añadiéndose, hay
una cultura que no se ha renovado, no tienen más remedio que adecuarse a la
situación de la economía, al sector servicios que ha crecido mucho. Tienen unas
estructuras que no funcionan bien, la filosofía de los sindicatos daneses es un
sindicalismo de servicios. Sentarse con el Gobierno y afrontar lo que haya que
afrontar, esto sucede en Alemania. Y yo diría, y en España.
Vamos
a ver. Sobre que la reputación de los sindicatos esta por los suelos, aún no se
ha llegado a tanto, ni se llegará. El anhelo que por ellos se tiene y la
importancia que se les da, se nota en cada problema laboral serio que se
produce. Por ejemplo, en cierres de empresas, hasta en las de los medios de
comunicación, dado que enseguida se percibe cómo los afectados mencionan a los
comités de empresa, o a su representación sindical.
Estar
hundidos sería haber llegado a la situación del Reino Unido, en los pasados
ochenta. Donde el thatcherismo, consiguió reducir el poder de los sindicatos, a
tal extremo, de que en la ciudad de Luton, estuvieron quince años sin hacer
manifestaciones, ni siquiera en fechas tan significativas para el movimiento
obrero, como los 1º de mayo. A pesar de lo cual, en enero de 2001, con un frío
atroz, se hizo una impresionante manifestación, por el cierre de la planta de
Opel Vauxhall (GM) -en la que tuve el honor de intervenir desde la tribuna-, en
la que gran parte de la ciudad se echó a la calle por solidaridad. Al final, la
razón y la justicia social se imponen de nuevo siempre y las flores vuelven a
florecer.
¿Cambio
de rumbo? ¿Nueva forma de sindicalismo? Lo que se busca es otra cosa. El
Gobierno neoconservador, aparte de la precariedad laboral que ya ha impuesto,
desearía establecer en España un calco del modelo laboral chino: con
explotación salvaje, condiciones vergonzosas, salarios miserables, sin
derechos, ni sindicatos de verdad; el cual, existiendo los sindicatos de clase
UGT y CCOO, nunca se podrá implantar. Precarización y trabajo chino con sindicatos
de clase no concuerda, no pueden vivir juntos, se repelen. Uno de los dos
sobra. Por tanto, se clama: ¡Fuera esos diablos rojos!, el sindicalismo de
servicios se ha de implantar, pensando que el sindicalismo amarillo, apolítico
y de abandono obrero, ha de sustituir al actual. Todo, cuando la política es
defensa de intereses y los de los trabajadores, se han de amparar con tanto
derecho y posibilidades como los demás.
Pero
es que además, los sindicatos españoles practican los dos tipos de sindicalismo,
el de clase y el de servicios, porque ambos se complementan. Hace ya muchos
años, UGT declaró ser “un sindicato para todos”, no únicamente socialista o
socialdemócrata. Y en su seno, además del componente político de izquierdas que
le caracteriza, dispone de infinidad de servicios para uso de sus afiliados y
de los trabajadores en general, tales como asistencias de asesorias, gabinetes
de economistas, de técnicos de salud laboral, búsqueda y asesoramiento de
empleo, centros de formación, seguros, cooperativas, servicios generales, más
otros relacionados con la vida cotidiana, el deporte, el ocio, la cultura. Eso
sí, ser sólo esto y olvidar los principios de clase no, nunca. Es su razón de
ser. La muleta que ayuda a caminar y sirve para dar.
¿Un
sindicato puede ser de derechas? No, jamás. El que no piense así, no sabe como
los toros embisten. Dado que, la derecha existe para defender y apoyar a los
empresarios, al capital, a las personas o sociedades que más tienen, en
contraposición de sus empleados y trabajadores de todo tipo y condición. Y,
teóricamente, la izquierda es la guardián de las clases trabajadora, media y
baja, opuestas a la clase alta anterior. Si alguien siendo asalariado, no se
quiere afiliar o aproximar a los sindicatos porque son de izquierdas, tiene un
serio problema anómalo que solo organizándose en ellos lo superará. Como
recuerda el exdirigente ugetista, Antón Saracibar, al grito de ¡Organización o
Muerte! surgieron las primeras sociedades obreras. En eso deberían pensar
todavía hoy los reticentes. Un trabajador que no simpatiza con la izquierda, es
lo mismo que una moneda en el bolsillo del empleador.
¿Sindicalismo
más independiente? ¿Independiente de quién? Los sindicatos mayoritarios y de
clase son sólo dependientes de sus afiliados y de los trabajadores, de nadie
más. En UGT luchamos y conseguimos la autonomía sindical total, ayer hizo 25
años, tal como se demostró con la memorable huelga general de 14 de diciembre (14-D) en 1.988 -vayan estas
líneas sindicales en su memoria- al exigir un giro social al gobierno
socialista de Felipe González. Evidentemente, se busca que los sindicatos
renuncien a ser de izquierdas, llegando a entender que es lo mismo un gobierno
progresista que otro conservador. Al pensar así, se es de derechas en realidad.
Es saltar al otro lado de la barrera, para llegar al terreno de la
desorientación y de la nada. ¿Por qué los capitalistas no se hacen de
izquierdas? ¿Sería absurdo verdad? Lo mismo que si los trabajadores fueran cantando y bailando a
la ideología del capital.
A
las preguntas que se sugieren de ¿a dónde vamos? ¿qué hacemos?, las
organizaciones sindicales lo saben muy bien. Tanto, que cada cuatro años
realizan congresos a nivel confederal, federales de ramas de actividad, de
comunidad, de las federaciones locales correspondientes y, hasta en la sección
sindical de UGT en GM España, aunque allí se le llama asamblea-congresual. ¿Qué
son los congresos? En la Unión General de Trabajadores, darle la vuelta al
sindicato como a un calcetín. Con propuestas que nacen desde la base, junto a
una total trasparencia de lo que se ha hecho y se hará. En ellos, se debate
aprobándose o rechazándose, la gestiones de las Comisiones Ejecutivas. Al
secretario general que no se le aprueba la gestión, éticamente no se vuelve a
presentar. Los que llevan muchos años como tales, como Cándido Méndez, cargan
en sus espaldas con muchas gestiones aprobadas. En el 41º Congreso Confederal
de UGT (10-13/04/2013), se analizaron las 3.940 enmiendas presentadas. A los
secretarios generales, se les limitó la permanencia máxima en el cargo a tres
mandatos (12 años).
Se
actualizan los estatutos, la declaración de principios, las políticas
organizativas, sindicales, las reivindicaciones a corto, medio, largo plazo, en
función de la realidad presente y futura, modernizándose hasta el peinado del
gato. Eso sí, en la estrategia de negociación, UGT no cambia ni cambiará,
porque en ella prevalece arraigada, formando parte de su cultura de 125 años de
historia -que este año celebramos- la estrategia de negociación-presión, no la
de presión-negociación, porque la unión es por excelencia un sindicato
negociador, como todo el mundo sabe y ensalza.
Ser
como los sindicatos daneses y alemanes. Pero ¿por qué se dice eso? si ya son
igual. Se desconoce o se olvida que, los sindicatos están organizados
internacionalmente, tanto a nivel de la Unión Europea como del resto del mundo.
Siendo precisamente UGT, una de las organizaciones fundadoras del sindicalismo
internacional organizado. El cual, también realiza congresos periódicos con los
mismos objetivos y formas de organización que los locales. Cándido Méndez fue,
entre 2003 y 2007, presidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).
Actualmente, desde el 11 de mayo de 2011, el presidente de la CES es Ignacio
Fernández Toxo. Ambos sindicatos pertenecen a la Confederación Sindical
Internacional (CSI). Entre UGT Metal y el sindicato germano IG Metall, no hay
ninguna diferencia sustancial y lo mismo ocurre con CCOO. Si el alemán es el
ejemplo a seguir y el espejo al que mirar, no vayamos a peinarnos tan lejos, ya
que nos podemos lavar aquí y usar su mismo perfume.
Sin
embargo, ¿por que no se habla de dar participación a los trabajadores y a los
sindicatos en las empresas, como ocurre el Alemania, con sus famosos y
efectivos “consejos de vigilancia” (aufsichtsrat)? No, eso no. Mas, si los
sindicatos están dispuestos a formar parte de ellos y las patronales no, ni tampoco
los amigos del café flojo, ¿quién es aquí más moderno, las organizaciones sindicales,
las patronales, o los hombres de azul con mirada amarilla?
15.12.2013 Fernando Bolea Rubio
Sindicalista