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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

viernes, 27 de noviembre de 2015

Inestabilidad electoral

No queríamos una derecha y ahora tenemos dos. La vieja del Partido Popular y la nueva de Ciudadanos (C´s) que, va recogiendo los votos que pierde la primera, presuntamente al objeto de ponerlos de nuevo a su servicio después de las elecciones legislativas del 20-D. De ser así, esta hábil maniobra, de impulsar al C´s para que todo se quede en casa, yo no sé quiénes fueron los que la pudieron planificar -se habla del poderoso don dinero-; pero reconozco, que puede salir bien, si con su voto la inteligencia de las españolas y los españoles no la impiden en el último momento.

En el objetivo de este supuesto plan, cuyo principal fin sería que la derecha no pierda el poder e impedir que la izquierda lo gane; ha colaborado algo el emergente Podemos (PO), con su falso discurso inicial de que no eran de izquierdas ni de derechas. Esa inocentada no fue creíble,  dado que los electores los calificaban de extrema izquierda; si bien sirvió, para que a continuación, Albert Rivera, al frente de C´s, tuviera ya introducida esa vacía nuez del ni-ni en el inconsciente de los electores cuando él empezó a decir la misma falsedad.

En menos de un año, con su ni-ni, la derecha o quizá ultraderecha de C´s sube asombrosamente,  mientras que el izquierdismo de PO baja y cae. Lo que es incomprensible, produciendo una total inestabilidad electoral. Porque claro, quien puede entender que se cambie tanto y con tanta rapidez de un extremo ideológico al otro de enfrente, suponiendo en términos políticos una total contradicción. ¿Cómo es posible que el pensamiento de un porcentaje alto de los votantes sea tan volátil? Los cuales además tienen la llave, para que obtenga el gobierno uno u otro partido, con una u otra ideología.

Así pues, con unos votantes con una intención de voto tan ligera, que de la noche a la mañana prefiere a partidos tan dispares, ¿qué debe hacer y proponer un partido serio como el PSOE para amoldarse a lo que las urnas demandarán? ¿Debe seguir volcado totalmente en el centroizquierda o abrir el mensaje para clamor del consumo popular? Todo ello, cuando al haber más partidos en el arco electoral, en las encuestas el Partido Socialista está estancado en una estimación de voto menor al 25%. Siendo este un porcentaje bajo para gobernar, e incluso para formar un gobierno de coalición; porque en mi opinión, para que eso sea posible y resulte eficaz, debe obtener como mínimo un 10% más que el partido amigo a hermanar.

De momento, esta incoherencia electoral impedirá que el Partido Socialista haga una política de izquierda más profunda. Lo que se ha de interpretar, como que es la propia población la que limita el grado de izquierdismo de los partidos, llegándose a la triste conclusión de que aún queriendo, no se puede hacer una política progresista más intensa. Lo cual para la población más necesitada e inquieta es un paso atrás en toda regla. En el periodo del expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, desde este blog fueron muy criticadas las políticas neoliberales -como la penúltima reforma laboral- que su gobierno impulsó. Tildando a varios exministros y exministras de “socialiberales”, al estar alejados de la izquierda y de la realidad socio laboral del país.

Ahora en parte se puede volver a ese camino incorrecto, si no se obra con prudencia y fijando el punto de mira en la verdadera socialdemocracia que, de una vez, se ha de implantar con la intensidad que hoy se requiere, en España y la Unión Europea. Así, el querer estar más donde suena el trueno que donde cae la lluvia, puede conducir a nuevas sospechas y falsas interpretaciones. Como ha podido pasar, con unas recientes declaraciones a El País del líder y candidato socialista, Pedro Sánchez, en las que se confesó más cercano ideológicamente al socialista francés, Manuel Valls, que al laborista británico Jeremy Corbyn (conocido por su izquierdismo), de quien dice que “no ha entendido el proceso de globalización en el que estamos”. Añadiendo que la izquierda “no debe ser enemiga de palabras como competitividad o productividad”, con las que yo también me identifico plenamente.

No obstante, puede considerarse más recelosa la afirmación: “La globalización, la desregulación financiera y la crisis económica han obligado a reformular el discurso de la socialdemocracia europea. En Reino Unido, Francia, Portugal, Italia y Alemania se aprestan a reconstruirlo”. También es el turno de España y el líder del PSOE se decanta por la vía moderada, muy próxima a la que defiende Valls, quien se define como “socialrreformista” para rechazar el calificativo de “socialiberal”.

Otra vez esta horrenda palabra vuelve a sonar. Sólo una socialdemocracia viva la callará.

              
27.11.2015                                                                               Fernando Bolea Rubio
                                                     Sindicalista