Sobre el autor

Mi foto
Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

viernes, 27 de mayo de 2016

Relojes parados



Entre los líderes de Podemos hay bastantes politólogos de universidad, que se dice que de política saben mucho, lo que yo no comparto en absoluto. Dado que, como su máxima figura, Pablo Manuel Iglesias, ha hecho y los demás han aplaudido o consentido, acabar en un mitin abrazando a Julio Anguita que pasaba por allí, llorando de emoción como un imberbe niño que se había perdido, es revelador y grotesco. En el contexto que el mundo se mueve, se demuestra claramente que, a este señor también llamado politólogo, hace tiempo que se le paró el reloj ideológico de la izquierda; no entendiendo nada, de lo que en la actualidad ocurre y el país necesita. En realidad se abrazaron dos relojes parados. En todas las tácticas posibles, lo lloros sobraban.

Podemos es solo estrategia, ambición y circo mediático. Hasta hoy no hay más, si exceptuamos el fuerte retroceso que esta suponiendo para la izquierda, porque Pedro Sánchez ya podría estar gobernando y el PP en la oposición, si éste al intentar formar Gobierno en marzo, los podemistas no se hubieran negado a ello; lo cual es injustificable. Sí, porque todo era mejor que Rajoy continuara; pero para Iglesias el problema fue, apoyar a un socialista porque la ambición de poder paraliza las convicciones. Que en esto se piense mucho, antes de volver a votarles el 26-J; puesto que con total seguridad, Podemos volverá a repetir la misma jugada. Quieren gobernar ellos o que continúe el caos de la derecha, revelando que les importa poco el ahogo que los españoles soportan.

Estos malos colegas que, como en pleno abrazo, Anguita  afirmó son comunistas, calificando a Iglesias como leninista; se quieren apoderar del espacio ideológico socialista. En concreto supondría, que la política socialdemócrata (socialismo democratico y socialdemocracia son lo mismo) la quieren hacer unos comunistas-leninistas, que desconocen lo que es y que por tanto sería un auténtico contrasentido. ¡Evitémoslo! por favor, porque ni el socialismo ni la izquierda se lo merecen ni podrían caer tan bajo y resultar tan mal. Sería una vergüenza a la que hay que combatir en las urnas, yendo todos los socialistas, los simpatizantes e infinidad de españolas y españoles progresistas a votar al PSOE; con las ideas claras y previniendo el peligro que esa falsa política podría suponer. De Iglesias dicen que se acerca a la socialdemocracia, pero que no la toque que la manchará. El socialismo es un gran valor político, que por respeto pasado y viabilidad presente hay que conservar.

El objetivo real e inmediato del tánden Anguita-Iglesias es, que el deseado sorpasso a los socialistas les permitiera liderar la izquierda. Pero tal como el califa cordobés propaga: “El objetivo es a cuatro años, el BOE en una mano y la ciudadanía en pie (metafóricamente) de guerra”, llegando en ese tiempo a la Moncloa y a la presidencia del Gobierno. Ese día el ya ideólogo de Podemos, Julio Anguita, alcanzaría la cima de su felicidad, que con la pinza con Aznar no pudo conseguir, en tiempos de Felipe González. Pero, si el sorpasso no se da, la estrategia mora quedaría deslucida. El señor Anguita ha sido y seguirá siendo, un enemigo del socialismo. Eso sí, el efecto Anguita puede resucitar al votante desencantado del PSOE. Y así ha de ser. Dejémonos de lisonjas, apoyando como entonces al PSOE, por seguir siendo la única izquierda real y posible que existe.

¡Que los votos de la izquierda no se pierdan otra vez inútilmente! Voto útil meditado, sabiendo que no coger la papeleta socialista, será como votar al PP, a su corrupción, a la reforma laboral, y a la carta que Rajoy ha mandado a la Unión Europea, diciendo que si vuelve a ganar las elecciones seguirá haciendo recortes -para José Carlos Díez serán de 15.000 a 20.000 millones- al Estado del bienestar. Que se preparen los trabajadores y los pensionistas. Los podemistas me dan mucho miedo, pero los populares más. No obstante, los desengaños centrarán la política.

En Pedro Sánchez se ha forjado el líder que España necesita, al demostrar que no quiso llegar al Gobierno a cualquier precio, por todo lo que Podemos le exigía. Ahora el otro comunista sepultado, Alberto Garzón, queriendo estar vivo, ha declarado a El País: “No estamos pensando en ayudar al PSOE a gobernar, ni mucho menos”. Ya lo sabemos hombre, sigue en la tumba. A lo que Anguita mande. Sin embargo, voy a decir que si Podemos no mejora el voto rural, el femenino, el de los trabajadores manuales, el sorpasso tendrá que esperar. Otra vez será.

En otro orden de cosas, el presidente de la CEOE, Juan Rossel, aseguró el 16 de mayo: “Que el trabajo fijo y seguro era un concepto del siglo XIX”. ¿Los sindicalistas qué podemos hacer con mentes empresariales así? Sin lugar a dudas, que UGT le conteste con mayor rotundidad. Sería volver a los niños máquina, a los esclavos sin pan. Su propuesta no nos interesa. Quédese de una vez con todo, con sus salarios de miseria y con el trabajo también.

Por que todos los empresarios no aprenden de las palabras de la headhunter (cazatalentos), Arancha Ruiz, cuando dice: “Las empresas las conforman el talento de las personas, el conocimiento, la experiencia, la aptitud y la actitud que suma una persona”. Claro que sí. Pero con personas bien tratadas y consideradas. Si bien yo añadiría, porque me parece primordial: “Y la participación de las personas en un sistema de colaboración compensada”, para que a las dos partes les sea rentable y pueda durar. Algunos... nunca aprenderán.


27.05.2016                                                                                          Fernando Bolea Rubio
                                                                Sindicalista