En España los enfados políticos se pagan con desengaños.
Vamos de desengaño en desengaño. En contra de Zapatero, se votó a Rajoy y el
pueblo español ha pagado las consecuencias tremendamente negativas de esa
equivocada decisión. Y, ahora, los cabreos con ese señor se quieren remediar
votando a Iglesias. No pasa nada, llegará una nueva decepción y así se seguirá
viviendo.
Otro gran error de la política española es, que se
vota a modo de un irracional frentismo entre los partidos. ¡Tú has ganado, pero
yo haré que no vuelva a ocurrir! Cuando el frentismo es tercermundismo y, se
han de imponer alianzas de gobernabilidad, con políticas de Estado siempre que
sean necesarias. El método frentista, es un juego de bobos con una incultura política
tal, que lleva a votar cualquier cosa, hasta en contra de los interesas
propios. En realidad es, el chupete que usamos para no llorar por todo lo que
vemos y soportamos. En las relaciones laborales modernas, ese descabellado
frentismo se ha cambiado por la filosofía “Gana-Gana”, entre las partes y ni en
el sindicalismo se practica ya. Una buena muestra de ello es, el “modelo
sindical de participación compensada” que en la factoría de GM España
implantamos, seguido después en el sector de automoción.
Siendo para mí la principal lección que se debe
aprender, el que los populismos y las ideologías extremas a derecha e izquierda
no tendrían que gobernar. Hoy, tal como esta configurado Europa y el mundo, la
política hay que centrarla no optando porque las ideologías más radicales -el
Partido Popular y Podemos- gobiernen. Esas opciones tienen que pasar por un
proceso de regeneración y de amoldamiento a la realidad, para llegar a un
estado en que en ellas se pueda confiar. Con lo que vemos de las consecuencias
del radicalismo de Voroufakis-Tsipras en Grecia: “corralito bancario”, el que
la gente viva peor, tendrían que ser suficientes motivos, para mirar a ese país
y ver con preocupación el futuro que con Podemos nos podría llegar. Él no
considerar este hecho al votar, sería incultura política e irresponsabilidad.
Sobre todo, tanto los líderes sindicales como los
políticos tienen que ser personas honestas. Honestidad significa: honradez,
integridad, rectitud, ser justo, razonable, intachable, decente, puro; actuando
rectamente, cumpliendo con su deber y de acuerdo con la moral. Así diré, con
toda la corrupción que le rodea, ¿Rajoy es honesto? ¿Es moralmente aceptable el
que diga que los populares son moderados, cuando es un partido de derecha
extrema? ¿Acaso Iglesias es decente, cuando a la vez dice que es comunista,
socialdemócrata, peronista y lo que haga falta; demostrando ser un mentiroso
estratégico y amoral? Estos comportamientos afean la política y la grandeza del
país y cuanto antes se excluyan mejor.
En esta campaña electoral los radicales dicen que
sólo hay dos modelos: gobierno de un extremo votando al PP, o gobierno del otro
extremo votando Podemos. Con estas ficticias certezas, ambos partidos mienten
descaradamente. Puesto que queda por mencionar la tercera posibilidad, que en
mi opinión es la más viable, posible y aconsejable: Acuerdos transversales
entre partidos de ideologías cercanas, situados en la centralidad política y
opuestos al salvajismo de los extremos. Esa posibilidad solo se puede orquestar
entre el PSOE y C´s, entre el centroizquierda y el centroderecha; como en la
anterior legislatura, ambos partidos pactaron y que ahora los votantes tendrían
que premiar. Sin embargo, para hacerlo mayormente tienen que darse en la práctica,
algunas desilusiones políticas más. Hay personas que necesitan ver, para creer.
Con la llegada de los nuevos partidos y la
desaparición del bipartidismo; en España, poder formar el Gobierno no requiere
la implicación de un sólo partido y su correspondiente candidato, como venía
siendo habitual. Con la contabilidad matemática resultante de las urnas,
gobernar hoy en día es cosa de tres partidos, tres líderes, de tantos como se
necesiten para poder formar el Ejecutivo. Dado que, si no hay que contar con
partidos separatistas; ni el bloque de la izquierda ni el de la derecha, dan
números reales para gobernar con políticas ideológicas propias. Si se quiere
tener Gobierno, pactar en transversalidad ideológica es lo único serio que se
puede hacer. Por lo tanto, si como parece va a ocurrir, se repiten a grosso
modo los resultados de las elecciones de diciembre; todo lo contrario a esa
transversalidad, que se haya dicho o se pueda decir, habrá sido y será
demagogia partidista carente de razón.
Ya sé que hacer esta afirmación tan severa y
rotunda, de tener que contar con Ciudadanos, a muchos socialistas no les gusta,
porque los consideran la derecha rancia vestida de jovenzano; pero es lo que
hay. Al PSOE recuperar la confianza perdida en 2010 por la crisis, le costará
aún tiempo rescatarla del todo. Desde entonces han pasado seis años y se sabe
que, cuando una marca pierde la confianza del mercado, tarda más tiempo en
recuperarla.
Por consiguiente cabe decir, que con el acuerdo de
gobernabilidad entre PSOE y C´s, Pedro Sánchez y Albert Rivera, se adelantaron
a su tiempo al menos dos legislaturas, ocho años. Por este motivo y otros
muchos, ocurra lo que ocurra en las elecciones de pasado mañana, Pedro ha de
seguir siendo el secretario general y el candidato del partido. Cuando no hay
otro camino para la gobernabilidad del país... por ese mismo habrá que seguir.
24.06.2016
Fernando Bolea
Rubio
Sindicalista