El 9 de abril, Carme Chacón nos dejó de muerte repentina, a
los 46 años de edad. Padecía una cardiopatía congénita, por la que los médicos
le habían recetado una vida sin apuros que, ella desafió para ser madre, con la
política, dando clases, en mítines, viajando, jugando al baloncesto. Resumía
irónicamente su enfermedad, como que tenía “el corazón al revés”. No quería
vivir a medias. Gravedad esta, que desconocíamos interna y popularmente.
Agradecía que sus padres nunca la educaran como a una enferma. Fue asombroso su
concurrido funeral, con cientos de personas que quisieron darle el último adiós
en la capilla ardiente en la sede de Ferraz, junto a infinidad de políticos de
todas las ideologías y de los actuales candidatos socialistas a las elecciones primarias.
Todos aseguraban que había sido valiente. Y yo añadiría y
muy honesta, en estos tiempos de la asquerosa corrupción. Todos los políticos
no son iguales. Sin duda recordaba los principios de su abuelo materno, el
anarquista Francisco Piqueras, nacido en Alcubierre (los Monegros) del que
decía: “Soy nieta de un aragonés indomable”.
Carme fue la primera candidata renovadora que tuvo
el PSOE. En su pugna con Alfredo Pérez Rubalcaba por dirigir el partido, yo
escribí en este Blog dos artículos a su favor: “Un buen candidato y una mejor
candidata”, en enero de 2012, y “Un secretario y una líder”, en febrero del
mismo año. En este último decía: “Por su valía como dirigente y porque su firme
y fresco mensaje de cambio, ha conectado sustancialmente con el deseo de
renovación y de giro político más a la izquierda de las bases”. Como Miquel
Iceta ha declarado ahora: “Ella siempre comprometida en la renovación
socialista”. Mas como el día 11 ha publicado el editorial del Periodico de Aragón:
“Pero la vieja guardia, entonces como ahora, se mostró alérgica a los cambios”.
Así fue. Todo se dilucidó en el 38 Congreso, entre el 3 y el 5 de febrero de 2012 en Sevilla. Como escribí entonces: “En mi opinión, la candidata llegó a la ciudad con el congreso ganado, dado que como quedó patente por testigos presénciales y la prensa, principalmente movimientos influyentes de la vieja guardia (Felipe-Guerra) lograron cambiar algunos votos, siendo suficientes para variar el resultado”. El día 11 de Abril de este año, Enric Juliana, publico en La Vanguardia que “Gaspar Zarrias y José Blanco, la noche del 3 al 4 de febrero de 2012 visitaron habitación por habitación a delegados andaluces -el congreso se celebraba en el hotel Renacimiento- para pedirles que cambiasen el voto”. De manera que, Alfredo Pérez Rubalcaba ganó ese congreso tan trascendental para el PSOE, por sólo 22 votos. Continuando el gran declive del partido que, dura hasta hoy, porque ese hombre no valía para liderar nada y se limitó a realizar una fiel oposición al PP, siendo un auténtico desastre.
Sin embargo, Carme Chacón en su participación en el
congreso, en una magnífica intervención, dirigió su mensaje al interior del
partido y a la sociedad -que se había propuesto rescatar el voto joven decepcionado con Zapatero-, con el claro fin de levantar el
ánimo del PSOE. De recuperar la confianza de la sangría de los votantes
perdidos en las elecciones de 20 de noviembre de 2011. Rubalcaba ya había
tenido su oportunidad tres meses antes, como cabeza de lista en esos comicios
del 20-N, sin haber mejorado en nada, el descalabro que las encuestas
vaticinaban. La pérdida fue de un 15% y 4,3 millones de votos. Horroroso,
aunque él no tuvo toda la culpa, influyendo la calamitosa política de los dos
últimos años de Zapatero, que Alfredo avaló también como vicepresidente del
Ejecutivo.
Por consiguiente, la opción Rubalcaba ya había
muerto en el fracaso electoral más estrepitoso conocido hasta entonces, siendo totalmente
necesario, elegir un nuevo secretario o secretaria general que fuera a la vez
el candidato en las elecciones de cuatro años después. Pues bien, esto que
resultaba tan fácil de comprender no cabía en la dura cabeza de Felipe
González. Yo pienso, más bien, que no quería que la renovación interna viera la
luz, ni con Carme, aunque se decía que era “la niña de Felipe”. De hecho no
demostró que así fuera, ya que cuando vio que ella iba a ganar, se dedicó a
manipular a delegados por habitaciones y pasillos, uno a uno, para que cambiarán su voto logrando de esta
manera los 22 votos ganadores. Con Pedro Sánchez ha hecho lo mismo, solo él
quiere poner y quitar lideres a su voluntad, comportándose como un auténtico
descerebrado, igual que si fuese el “El Hermano Mayor vela por ti” de la novela
1984 de George Orwell.
¿Qué hubiera ocurrido con ella como secretaría
general y candidata del gobierno? Yo pienso que no habría mejorado los resultados
de Pedro Sánchez, dado que el mal venía de lejos y el partido estaba hundido y
seco de confianza. Por supuesto, habría tenido un mensaje más hondo y renovador
que Alfredo. Y quizá Podemos, sin los años de Rubalcaba no hubiera obtenido tan
fácilmente, cinco millones de votos. Que el Gran Hermano se apunte este
fracaso.
No obstante, en Carme detectaba una contradicción.
¿Cómo era posible que hace cinco años abanderada la renovación y el cambio de
los estilos caducos del partido socialista, y ahora estuviera apoyando a Susana
Díaz como candidata? Cuando se sabe, que esta señora es puro aparato con la
vieja cultura, que impide hasta que los pájaros vuelen. Seguramente, el apoyo
que recibió de Andalucía en 2012, le obligaba a ello.
Ahora Felipe González pide que la muerte de Chacón
lleve al PSOE “a discutir de las cosas importantes”. ¿Para los afiliados y los
españoles... o para las puertas giratorias que enriquecen? Habría que
saberlo.
14.04.2017
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista