Hay que ser coherentes con las ideas y no escupir sobre lo que se ha querido; pero, como dicen los marineros: “A buen puerto no vamos”. Yo diría que además de la ideología o la simpatía, la política es ilusión y entusiasmo. Sueños ahora perdidos en infinidad de votantes y militantes socialistas, por el incomprensible giro a la derecha de Zapatero. Manuel Azaña dijo: “La verdad debe decirse siempre, caiga el que caiga”. Pues bien, en la búsqueda de la verdad de esta crisis es, donde el Gobierno y los progresistas se deberían volver a encontrar, para luchar juntos, superarla, e ilusionar de nuevo a la izquierda con un proyecto político económica y socialmente razonable, dado que lo que hoy se hace no lo es.
Así, hay una pregunta fundamental: ¿Cuándo se acabará la crisis?, cuya contestación es una verdad indiscutible: Cuando la banca quiera. En el momento en que los bancos y las cajas concedan los préstamos que les solicitan las empresas viables, para desarrollar su actividad normal. Desde hace dos años y medio no llega el suficiente dinero a los negocios. Este es un país ruin en créditos. El objetivo de las empresas es ganar dinero, pero si no se tiene capital para invertir, ni suficiente liquidez, el fin se malogra, no se recupera la actividad óptima, y socialmente el empleo no fluye ni se estabiliza. Al no correr el dinero, esta es una economía medio moribunda, en cuyo diagnóstico se tendría que coincidir con los sindicatos. Sería un buen paso para ponerle remedio a este estado económico en parte quebrado, dándose una muestra de inteligencia que, por su realismo, generaría confianza inversora y de consumo en la población.
Pero si el negocio de los bancos es prestar dinero, por qué no lo hacen. Sencillamente, porque sus deudas propias los limitan. Según el catedrático, Santiago Niño Becerra, la deuda española es de un 400% del PIB, siendo los máximos deudores los bancos y las empresas, no el Gobierno ni las familias. ¿Estas cifras deben causar pánico en los impositores bancarios? No, pero la deuda de la banca se ha de descubrir y dar a conocer a la opinión publica con el máximo detalle, para que por fin sea conocida por ésta; valore en su justa medida la losa financiera que impide el desarrollo pleno del país; y, sobre todo, pueda rechazar las sucias soluciones tipo recortes sociales que el Gobierno ofrece como alternativa a este mal, en vez de ir directamente a la cartera de los pícaros, a las cuentas tóxicas, al objeto de que se purifique el sector financiero. Siendo necesaria, como no, una banca publica para impulsar los créditos y ordenar el sector. Ya existía Argentaria, pero 1998 se termino de privatizar.
De donde viene tan descomunal deuda bancaria es fácil de adivinar. Del ladrillo. De los imprudentes y rentables créditos basura facilitados a promotores de viviendas, muchos de ellos utilizados para comprar solares para especular, que ahora por la caída del mercado inmobiliario nadie adquiere para edificar; de modo que, no se pagan bien los créditos, quedan los terrenos en depósito de las entidades financieras, que tampoco los pueden vender y se incrementan sus dificultades económicas al acumular esos valores muertos. La banca se queda con los solares y con los pisos de los morosos, acumulando un activo que cada día que pasa pierde más valor, sin que este deterioro financiero se quiera contabilizar en las cuentas de resultados, debido a que si se hiciera, en algunos casos podría suponer la quiebra de la entidad. Hay un gran problema en la banca, como consecuencia de la especulación y del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que no se ha terminado de solucionar, y que con el paso del tiempo se empeora más.
Debiéndose reconocer que, los mercados financieros, además de especular y hundir la economía mundial, han prestado también el dinero a los bancos españoles y lo quieren cobrar. De hecho, fueron esos mercados desconocidos los que pincharon la burbuja inmobiliaria española, al cortar los préstamos a las entidades financieras a causa de la crisis global y a la alta deuda ya generada por éstas, paralizando casi totalmente la actividad de ese sector y ocasionando un autentico drama laboral, en virtud de que la construcción ha perdido un millón de empleos en España. Se calcula que 180.800 millones de euros en créditos para la vivienda son problemáticos de poder cobrar. Existen entre 700.000 y 1,1 millones de pisos sin vender.
Sin embargo, que dice de todo esto el Gobernador del Banco de España. Nada. Con girar la llave para doblar más la espalda y rascar el bolsillo de la clase trabajadora se le pasa el tiempo. Lo suyo son los despidos baratos, las pensiones bajas, cubrir a los banqueros desviándoles la atención de la gente con falsas propuestas ajenas a ellos y nada más. En mi opinión, ha llegado el momento de pedir serias explicaciones a este señor. El Gobierno es el primero que lo debería hacer, pero no desde el Ministerio de Economía, porque el liberalismo une y tira mucho; aunque el zapaterismo también se siente feliz en esa línea de pensamiento, o al menos, lo parece.
Lo cierto es, que políticamente, se oculta la posición real del sector financiero español, sin que la posible bancarización de las cajas y los apoyos del Gobierno, garanticen hasta ahora su solvencia de futuro; evitando así, con total seguridad, la descapitalización bancaria que, si no se remedia mejor, quizá se podría llegar a dar. Ya ha tenido que salir al rescate de España y de otros países, el Banco Central Europeo comprado bonos de forma especial. Eso sí, de todo lo referente a carencias de la banca y de la debilidad crediticia, cautelosamente no habla ni opina públicamente casi nadie. Sólo se hace en privado. Por que será, tanto temor se le tiene. ¿El Gobierno también le teme? Si se rodeara de la población, de los sindicatos, de la izquierda, tendría más protección.“Somos la cuarta región con mayor crecimiento de la séptima potencia mundial. El crecimiento económico durará hasta el 2010”, dijo hace tres años el máximo dirigente empresarial aragonés. Pero por desgracia, tan solo seis meses después, se derrumbó la fantasía de grandeza. Alzada por el ladrillo, España vivía en las nubes y en la irresponsabilidad financiera más absoluta.
De la cual no hemos aprendido nada. Es decir, seguimos igual. ¿O acaso no es irracional que el precio de la vivienda se mantenga prácticamente idéntico, al que había antes del descalabro del sector; cuando en todo el país tenía que haber bajado un 30- 40% -como ha ocurrido en EE.UU. por el mismo problema que aquí-, y únicamente ha caído una media del 12.8%? ¿Quién va a comprar una casa, si se vende cerca del doble de su valor actual en el mercado? ¿Habrá alguien, que rubrique una hipoteca un 40% superior al valor del inmueble que adquiere? ¿Por que el Gobierno viene afirmando desde hace dos años que, el coste de las vivienda ya se ha reducido y no bajará más, cuando los analistas no interesados afirman, que la vivienda está supervalorada y se ha de reducir en los términos expuestos aquí? ¿Se hace por defender los beneficios bancarios, en contra de los intereses de los consumidores y del personal que mayoritariamente les ha votado? ¿Quién entiende esto? ¿Se quiere engañar a la gente? Creo que no.
Quiero pensar que se pretende proteger la solvencia bancaria, ante el deterioro que sufre por no vender sus stock de terrenos y viviendas. Con lo cual nunca se van a reactivar las ventas, manteniéndose a perpetuidad una situación ficticia y sumamente gravosa para el repunte de la concesión de préstamos. Los jóvenes seguirán sin poder comprar su piso, los bancos y cajas continuaran con sus pisos nuevos vacíos, el sector permanecerá inactivo y marchito, en espera de un milagro que no se producirá; o de que el Ejecutivo del momento se rinda (con el PP a punto de llegar), y asuma las pérdidas de la banca por esta cuestión, mientras ellos se hinchan de repartir beneficios, siendo los sufridos españoles los que finalmente paguemos la factura..., como igualmente cabe imaginar y podría suceder. El año pasado los ricos en España han ganado un 8.6% más, mientras los pobres tienen congelados sus convenios.
Haría bien el Gobierno en no confiar tanto en los banqueros, marcando más firmemente el Banco de España -claro está, con un nuevo Gobernador-, la política financiera que verdaderamente necesita la nación. El deterioro y el afán monetarista bancario está llegando a términos insospechados. En algunos casos, las entidades financieras les roban los compradores a los promotores supervivientes, que es a lo último que se podía llegar. Van estos a solicitar la hipoteca y sólo se las conceden si cambian el piso a comprar por otro del banco, hundiendo a veces la empresa del constructor que se ve obligado a cerrar, como esta semana le ha ocurrido a un pequeño empresario. Esto es vergonzoso. Cuantas barbaridades lucrativas derivadas del ladrillo, se están aún cometiendo. ¿Para que están los responsables políticos de la vivienda, si no dicen ni hacen nada, al menos visible? ¿No hacen o no los dejan hacer? Si es por lo último que se vayan.
Naturalmente, es más fácil escribir que gobernar. Catalina de Rusia decía: “Los filósofos escriben sobre el papel que nunca se queja, pero yo tengo que escribir sobre la piel de la gente que nunca deja de quejarse”. Todos hemos recibido criticas a nuestras gestiones. No obstante, lo más importante es vivir en la verdad, gobernar en la verdad, decir la verdad, para crear bases reales de entendimiento con los demás.
Con todo y volviendo al principio, cabe asegurar que junto a la problemática de la crisis de la construcción, la necesaria reducción del precio de la vivienda es, otra realidad o verdad, de la que sería necesario dialogar para que existiera un consenso social y político a la mayor brevedad. Cándido Méndez entiende que se han confundido las reformas y tiene razón. UGT considera que debe haber una reforma energética, junto con la recuperación del sector financiero y de la actividad empresarial. Ése es el camino a seguir y posiblemente el punto de encuentro con las fuerzas sociales que se anhela.
A mi modo de ver, lo que de verdad enfada de la política de ZP es el pensar que, cuando desde el principio se tendrían que haber tratado estos temas, por ser algunos de los clarísimos cánceres que sufre la economía; han sobrepuesto los recortes de derechos de los trabajadores, de la fallida reforma laboral y de las pensiones como solución. Como una forma de echar algo de comer a los tigres financieros, a cambio de ir paralizando la tormenta de un rescate de España, como ha ocurrido en Grecia e Irlanda. Ya se sabe que la laboral ha abaratado y facilitado el despido; pero no ha creado empleo ni ha reducido la temporalidad. Y, en cuanto a la reforma de las pensiones que pretende el Gobierno, en principio se ha de considerar, como una operación de influencia financiera, para forzar a la juventud (mileurista) a tener que suscribir con la banca un fondo de pensiones, debido a la reducción de las cuantías a percibir y al retraso de 65 a 67 años de la edad de jubilación, cuando la media real se establece en 63.7. Es curioso ver en los periódicos, a los políticos socialistas defender la reforma de las pensiones y, en toda la hoja siguiente, germinar el anuncio de un fantástico fondo de pensiones de un banco o caja. En España solo el 13% de las pensiones son privadas, frente al 60% de media de la OCDE.¿Cuanta hambre de dinero tienen? Que mal se están haciendo las cosas.
Alguien del PSOE puede estar pensando que, por el cambio de política, los votos que se van a perder por la izquierda se ganarán por la derecha. Infausta idea. Acaso que no esperen votos de ningún banquero, porque ellos están en el mundo para vestir otros trajes. Ha de ser girando totalmente la política actual, como se podría llegar a mejorar las encuestas, si el programa político y electoral vuelve a la senda de la racionalidad socialista e ilusiona de nuevo a las bases, a los trabajadores y trabajadoras, a las clases media y baja.
Con los cuadros y militantes basta con poco. Un viejo socialista decía: “Cuando yo me enfado con el partido, le voto pensando en Pablo Iglesias”. Yo por mi parte soy de la vieja escuela socialista, en el sentido de que si no le voto al PSOE no le voto a nadie. Que le vamos a hacer, somos así. Sólo una vez no vote, por el enfrentamiento en los ochenta entre Felipe González y Nicolás Redondo. Si hay que elegir entre el padre y la madre, opto por la Unión General de Trabajadores. Eso sí, por abstenerme de votar, nunca ganará el PP. Sólo con pensar en que van a ganar y gobernar al menos durante tres legislaturas, por la situación de indefensión ideológica que, al final por la incapacidad de todos los afiliados vamos a dejar al partido socialista, me produce mucha tristeza. Pero como un medico misionero dijo: “La vida es un minuto. Por eso, hay que parar y oler las flores”. Las de las elecciones de mayo será difícil, porque con el traspiés de José Luis Rodríguez Zapatero no brotará la primavera.
De todas maneras en situaciones así, es cuando la militancia se tiene que movilizar. Queda más de un año para las generales y a la victoria no se llega hablando de la derrota. Que cada afiliado se preocupe de lo que pasa. La responsabilidad del partido recae en cada uno de sus miembros tanto como en el secretario general. Hace más ruido un árbol cuando cae que un bosque mientras crece. He oído decir, que para los socialistas hay una familia de sangre y una familia de ideas. Y cuando la familia te llama, se acude siempre.
9.01.11 Fernando Bolea Rubio
Sindicalista