Con Mariano Rajoy y el Partido Popular en el Gobierno,
para los demócratas españoles están ocurriendo acontecimientos políticos muy
extraños y preocupantes. El último, debido a que el Presidente en funciones se
fue ex profeso, descarada e irresponsablemente una semana de vacaciones a
Galicia, para desperdiciar tiempo y no sé si para lucir sus chocantes dotes de
andarín.
Su vergonzosa jugada ha sido: el que gracias al tiempo
perdido, ha podido elegir en su beneficio, las fechas de su investidura y de
las elecciones si se tuvieran que repetir. En total complicidad con la
Presidenta del Congreso, Ana Pastor; ambos con suma caradura, han elegido el 30
de agosto -ni un día antes ni uno después- para la investidura y, por los plazos
legales establecidos, las supuestas elecciones se tendrían que hacer el día de
Navidad, el 25 de diciembre. En la fecha familiar por excelencia, con infinidad
de personas viajando y fuera de sus domicilios. En concreto, han hecho un traje
a la medida y a gusto del candidato.
Todo por un vergonzoso, insultante y antidemocrático
motivo; presionar y culpar al PSOE de tener que repetir las elecciones y de
votar en un día tan señalado. Dado que
los socialistas han votado “NO” en la primera votación de investidura sin
abstenerse como el PP quería, así como en la que hoy se hará; haciendo fracasar
la elección de Mariano Rajoy, como nuevo Presidente del Gobierno.
Esta marranería de un Gobierno no cabe en una democracia
verdadera, ni ha ocurrido nunca en el mundo. Pero esta gente ¿a dónde nos
quiere llevar? ¿a una dictadura disfrazada de democracia? Puede ocurrir. Cuando
a los trabajadores les han anulado sus derechos con la reforma laboral, si
supuestamente Interior ha dispuesto de policías trabajando para culpar y desprestigiar a
partidos concretos, si se trata de eliminar a la oposición como se esta
haciendo con los socialistas, puede llegar a pasar lo peor. Pongámonos en
guardia.
En los primeros años de la democracia, había gobernado la
UCD, el PSOE y su salida del poder fue sumamente correcta. Sin embargo, cuando
ganó el PP, una de las dudas que la sociedad tenía era que, debido a su
vinculación con el franquismo, podría ocurrir que una vez perdidas las
elecciones, no abandonaran el Gobierno. Cuando José Maria Aznar y su gente lo
hicieron, más de un español respiró tranquilo; hasta se comentaba que, la
Corona valoró ese hecho, como la mejor prueba de que la democracia estaba
consolidada, porque los votos servían para llegar al Ejecutivo y para tenerse
que ir.
Sobre Rajoy, el periodista Miguel Ángel Aguilar, ha dicho:
“No lo sacarán ni los bomberos”. De otro gallego indeseado, un general decía:
Franco, franquito siempre a lo suyito. Otro: Si franquito llega a gobernar no
se irá. En la derecha, hay personas que creen que ellos tienen que poseer el
Gobierno, por derecho propio. ¿Rajoy es uno de ellos y solo piensa en él? Por
lo que hace, no demuestra otra cosa. Permanezcamos muy atentos a lo que en este
sentido pueda ocurrir, para combatirlo. De momento, con la manipulación
electoral de llegar a Navidad, este Presidente no tiene que continuar al frente
del Gobierno.
Por consiguiente, sí Rajoy no es investido hoy, el
socialista Pedro Sánchez como líder de la oposición, tendría que reunir a los
partidos contrarios al popular sin distinción, para tratar de configurar una
alternativa encabezada por él para presidir el Ejecutivo. En el acuerdo a
establecer entre los partidos opositores, solo debe fijarse un objetivo: Sacar
a la derecha y a Mariano Rajoy de la Moncloa, a cambio de nada, o en función de
lo que el sentido común recomiende. Sin líneas rojas, ni vetos soberanistas. Y
sabiendo de antemano, que actualmente en el país no es posible hacer un
referéndum de autodeterminación; pero en todo caso, asumiendo orgánica y políticamente
que los referéndum si se hacen, hay que ganarlos.
En este sentido, Pedro Sánchez, hizo unas relevantes
declaraciones a El País, el 19 de julio, al publicar: “Sánchez alude a la
necesidad de volver a contar con los soberanistas. Hay que sacar del limbo a
los 17 diputados de ERC y de CDC (hoy PDC)”, lo que fue interpretado como que
esta dispuesto a intentar forjar una mayoría parlamentaria con los
nacionalistas y Podemos, si Rajoy fracasa en su investidura. ERC tiene 9
diputados, Carles Puigdemont 8. Así serían: PSOE 85, Podemos 71, más 17. En
total 173, a 3 de la mayoría absoluta. Y aún quedarían los 6 del PNV y los 2
canarios, sin contar que C´s se podría abstener. En consecuencia, si la fruta
esta madura, habría una mayoría para investir a Sánchez. Para lo cual, habría
que eliminar ambiciones y perjuicios. El PDC y el PNV son partidos de derecha,
por lo tanto el pacto sería transversal y no netamente de izquierdas, sino casi
de izquierdas.
El dilema es sencillo de resolver. ¿Los españoles y españolas
queremos tener un Gobierno, de ya dudosa trayectoria democrática y que sin duda
irá a más en su involución? ¿O deseamos tener un Ejecutivo sin incertidumbres
democráticas y de confianza de la izquierda, que sufre desde hace cinco años
los abusos económicos y de todo tipo de la derecha? Yo lo tengo claro, con un
Gobierno como éste no se puede seguir de ninguna manera. Y si es así, solo
queda apostar por la unión de los diputados de progreso que serían la mejor
esperanza.
Por su firmeza en mantener el voto negativo a Rajoy y no
sucumbir como Albert Rivera ha hecho, el socialista Pedro Sánchez se ha ganado
el respeto y la consideración de los afiliados, los votantes, la izquierda y de
muchos españoles. 2017 debe ser su año. ¡Ánimo Pedro y adelante!
2.09.2016
Fernando Bolea Rubio
Sindicalista